El comercio electrónico es uno de los sectores más boyantes en China, donde gigantes como Alibaba han constituido imperios en el sector y la prueba de este éxito la ofrecen centenares de aldeas como Junpu, en el sur de China, donde casi todos sus habitantes viven de las ventas por internet.
Junpu es una "aldea Taobao", que es como se conocen en China a los pueblos rurales donde gran parte de su población se dedica al comercio electrónico y, además en su caso, fue la primera en surgir en 2013 y es una de las que mayor porcentaje de su población vive de la distribución por internet (más del 70 por ciento).
Taobao, equivalente chino a eBay, es una web de ventas por internet que ha cambiado el aspecto de pueblos como Junpu, hoy en día lleno de tiendas en las que los letreros son direcciones IP de páginas web y no hay escaparates: todo está al por mayor, apilado en enormes inventarios, envuelto en plástico y listo para su envío.
Unas 350 de sus 500 familias, o 2.000 de sus 2.800 habitantes, trabajan en pequeñas firmas que ofrecen sus artículos por internet, los empaquetan y los distribuyen, un trabajo que en épocas de mayor demanda es ingente y deja sin dormir a los vecinos.
"En el Día del Soltero (jornada de rebajas por internet que se celebra el 11 de noviembre) estamos toda la noche trabajando", cuenta a Efe Li Bo, teniente de alcalde de Junpu, mientras pasea por calles llenas de almacenes de pantalones tejanos, uno de los principales géneros que desde allí se venden a toda China.
En Junpu muchos vecinos dejaron las granjas de cerdos o las plantaciones de té para dedicarse a este negocio, y a ellos se les ha sumado mucha gente de otras partes de China que ha decidido emigrar a estas "aldeas Taobao" por su mejor infraestructura logística.
Además, Alibaba promueve este éxodo ofreciendo cursos gratis de venta por internet a locales y llegados de fuera.
La reconversión de Junpu fue en realidad obra de jóvenes urbanos de Cantón, la capital de la provincia homónima donde se encuentra Junpu, quienes, ansiosos de llevar una vida más campestre sin dejar sus prósperos negocios de internet, iniciaron sin saberlo una tendencia que después copiarían ya más de 200 "aldeas Taobao".
"Deseaban dejar el estrés de la vida de Cantón (una de las ciudades más pobladas del mundo) y ahorrar costes, vinieron a este pueblo y así comenzamos", explica Li Bo.
Son también jóvenes los habitantes locales que han decidido unirse al sector y crear empresas de comercio electrónico autóctonas, como Xu Ruibin, un chico que con sólo 18 años ya dirige una firma de ventas por internet que el año pasado logró ventas de 12 millones de dólares.
"El pueblo ha cambiado mucho, antes no éramos mucha gente pero ahora hay un gran jaleo, especialmente a las 3 o 4 de la tarde", (cuando llegan los camiones para hacer los envíos) explica a Efe Xu mientras a sus espaldas una mujer de su familia empaqueta camisas sin descanso y las tira en una montaña de pedidos.
No es de extrañar que el comercio electrónico sustente a poblaciones enteras en un país como China, donde sobre todo las generaciones nacidas después de los 80 compran compulsivamente a través de las páginas web de empresas como Alibaba (a la que pertenece Taobao) o su gran rival Jingdong.
Declarada ya por algunos como la mayor firma de comercio del mundo, Alibaba, también responsable de la mayor salida de Bolsa de la historia (en 2014 en Wall Street) ha logrado por ejemplo que el Día del Soltero mueva ventas de 14.000 millones de dólares, duplicando las cifras del Viernes Negro en EEUU.
Para Li Bo, el secreto del triunfo del comercio electrónico en China está precisamente en su gran población campesina (unos 700 millones de personas), que con sus ordenadores y teléfonos inteligentes han podido unirse al furor consumista de sus compatriotas urbanitas.
"Para el campo el comercio electrónico es muy positivo, pueden acceder a productos de dentro y fuera de China, y al mismo tiempo sus productos pueden ir a otras partes", señala el teniente de alcalde.
Pero algunos no creen que esta tendencia sea del todo positiva, como opina Su Jiao, una joven visitante del pueblo, quien cree que el comercio electrónico está causando una lenta muerte de las tiendas físicas.
"La gente va de escaparates, mira lo que le gusta y luego lo compra con el ordenador, eso no es justo", comenta. EFE