La advertencia llega solo un día después de que el Gobierno de Seúl y Estados Unidos anunciaran para este domingo unas maniobras militares conjuntas en las que participarán el portaaviones nuclear USS George Washington y cuatro barcos más de la VII Flota. Dichos ejercicios con fuego real, que durarán hasta el miércoles de la próxima semana, tendrán lugar en el Mar Amarillo, a unos cien kilómetros de la isla de Yeonpyeong, atacada el martes por el Ejército de Corea del Norte.
Aunque el régimen estalinista dirigido por Kim Jong-il no hizo mención a dichas maniobras, prometió "lanzar una segunda y una tercera represalia sin dudar si los belicistas surcoreanos prosiguen sus provocaciones imprudentes".
Por su parte, el Gobierno surcoreano ha mantenido esta mañana (madrugada, hora española) una nueva reunión de emergencia. En ella, el presidente Lee Myung-bak ha discutido con sus ministros y mandos militares el impacto económico y social del bombardeo norcoreano y ha decidido reforzar las tropas en las islas de la denominada Línea de Demarcación Norte. Así se conoce a la frontera entre las dos Coreas en el Mar Amarillo, trazada unilateralmente por la ONU tras el fin de la guerra en 1953 y que Pyongyang no reconoce.
Mientras tanto, EE.UU. ha pedido a China que ejerza su influencia para frenar la escalada militar en la Península Coreana, pero Pekín contemplará con recelo las maniobras navales que empezarán este domingo cerca de sus aguas territoriales.
La refriega del martes sobre la isla de Yeonpyeong, que enfrentó durante una hora a las artillerías de las dos Coreas, dejó cuatro muertos, una veintena de heridos y numerosas casas destrozadas, provocando además escenas de pánico y obligando a huir a parte del millar de pescadores que viven en dicho lugar. El incidente ha desempolvado el miedo a una nueva contienda en la última frontera de la Guerra Fría.
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