Camiones y personal del Ministerio de la Vivienda y Hábitat, apoyados por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, La Guardia Nacional y promotores sociales sólo estaban a la espera del ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami, para arrancar con la faena... pero antes irrumpieron sobre la vía los integrantes del Consejo Comunal La Voz de Blandín y exigieron que los trabajos no comenzaran.
"Esta limpieza que tiene aquí Espinoza (identificado como coordinador de la Misión Tricolor en el sector) es un parapeto, no lo queremos. Seguimos dentro de nuestras casas en pleno riesgo en la quebrada de Puente Rojo. Vivimos en los escombros y en el agua", cuestionó Ivette Barón, quien asumió la vocería inicial del Consejo Comunal.
"La carretera se está cayendo, señor Presidente, aquí estamos muchísimas familias que esperamos por respuestas, tenemos un proyecto que queremos entregárselo en sus manos. Lo queremos aquí, no queremos a más nadie. No queremos a las instituciones, queremos al Presidente. Tenemos terrenos y queremos hacer nuestras propias casas", agregó.
El desencuentro se prolongó por casi dos horas, durante las cuales el general de división y director de operaciones de la GN, Francisco Ortega, trató de persuadir a los vecinos de que entendieran los motivos del retraso. Se dedicó a explicarle uno a uno, hasta que se desenredó la situación y comenzó la recolección de escombros.
"Le voy a decir una cosa, señor Presidente, los verdaderos revolucionarios somos nosotros, no la gente que se pone una franela roja para hacer el parapeto. No lo vamos aceptar, lo queremos a usted. Aquí estamos luchadores, estamos consolidados, tenemos proyectos y salas situacionales. Discúlpenos si somos mal educados y ahorita estamos pasando por guarimberos, pero esto es lo que hay, lo lamentamos. Somos gente inteligente y lo escuchamos y seguimos día a día", insistió Barón, quien calculó que unas 4 mil familias padecen la situación descrita por ella.
"YO NO ME VOY A IR, NECESITO INICIAR ESTO"
A pesar de los esfuerzos del general Ortega por convencer a los vecinos para proceder a la remoción, el enardecimiento de los protestantes retrasaba la actividad. Pedían el retiro de los camiones. Igual se quejaban de que hubieran tenido que ellos mismos tapar los huecos de la carretera y de que los entes gubernamentales no se hubieran reportado sino hasta ayer, cuestionó la señora Narcisa Martínez, quien especificó que sólo al principio de los derrumbes habían sido atendidos.
"Mi trabajo se corresponde es con la demolición de las viviendas que previamente han sido demarcadas, lo que significa que esas personas ya están censadas. Si dejamos que esas casas se queden así, las vuelven a habitar y son una gran cantidad entre derrumbadas, semi derrumbadas y en situación de riesgo. Debemos ir atendiendo cada una de las situaciones según el nivel de la criticidad que tenga", explicó el general Ortega, asediado por los vecinos.
"Yo no me voy a ir, necesito iniciar esto", insistía el jefe militar ante la insistencia vecinal de impedir que los camiones recogieran los escombros. Y en una libreta anotó cada uno de los puntos expuestos por los habitantes de la zona, incluso se levantó un acta en la se recogían las quejas.
"Primero nos tenían que haber mandado una persona para que nos informara de que hoy se iba a empezar la demolición", atizó el vocero principal del comité de tierras del Consejo Comunal, Richard Escalante.
"Ahí está el caso del viaducto, bajando a 200 metros, tenemos una filtración por la obstrucción de una torrentera y está filtrando el agua por debajo de la autopista y sale hacia el sector La Pedrera. Le pasé un mensaje (msm) a Alcibiades Molina, ministro de Infraestructura, y Eduardo Olivier y no toman cartas en el asunto. Entonces, ¿a quién hay que abocarse? ¡Al comandante, para que mueva ese látigo y acudan a las solicitudes de la comunidad!", expuso ante el general Ortega el ciudadano Gustavo Palencia, quien dijo ser dirigente comunal.
Habiéndose agotado el cruce de argumentos entre el general Ortega y los voceros del Consejo Comunal, pactaron el arranque de los trabajos y entonces los camiones procedieron con la recolección de escombros, labores que fueron custodiadas por efectivos de la Policía Nacional, quienes procuraron que la concentración vecinal no interrumpiera el libre tránsito vehicular.
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