Los partidarios del régimen yemení arremetieron el domingo contra las manifestaciones de la oposición en Saná, al día siguiente de la jornada más sangrienta del país desde que empezaron las protestas para exigir la salida del presidente Ali Abdalá Saleh, a finales de enero.
El sábado, siete manifestantes perdieron la vida por balas y otros cientos de ellos fueron intoxicados por gases en Yemen mientras la policía intentaba dispersar a los opositores, según los organizadores de las protestas.
Las autoridades negaron haber utilizado otro tipo de gases que no fueran lacrimógenos.
Los partidarios del régimen "tiraron con balas reales y gases lacrimógenos" indicó un testigo, quien agregó que "los heridos por bala y los asfixiados se contaban por decenas".
Esto ocasionó que varias personalidades de la comunidad internacional tomaran la palabra.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunció "el uso excesivo de la fuerza" por parte de la policía yemení.
Por su parte, Estados Unidos se dijo "profundamente preocupado" por esta situación y pidió que "se detenga inmediatamente la violencia" en Yemen.
Saleh, en el poder desde hace 32 años y aliado de Washington en la lucha contra Al Qaida, ha tratado, en vano, de calmar la creciente revuelta que vive este país del sur de la península arábiga, hundido en el desempleo y en la pobreza.
Desde el sábado en la noche, nuevos grupos contestatarios se aunaron a la sentada de Saná, mientras que en Taez, al sur de la capital, cinco manifestantes fueron heridos por los disparos de la policía, según un responsable local.
En Adén, otra ciudad rebelde situada en el sur del país, cuatro manifestantes murieron en los disturbios nocturnos, durante los cuales una comisaría fue incendiada por cientos de personas encolerizadas, mientras otras bloqueaban las calles de algunos barrios con neumáticos en llamas.
En las calles del barrio Dar Saad se registraron enfrentamientos durante la noche entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.
Según un testigo, los miembros de la fuerza de seguridad se instalaron en los techos de los edificios aledaños a la comisaría y empezaron a disparar contra los manifestantes. Dos de las cuatro personas que murieron en Adén presentan disparos en la cabeza, según fuentes médicas.
Otras dos personas murieron el sábado en Saná: una por disparos de la policía contra los manifestantes que acampan desde el 21 de febrero en la Plaza de la Universidad, y el otro por tiros de un francotirador.
Un escolar de 12 años murió el sábado cuando la policía dispersó una manifestación en Mukala (sudeste).
Seis manifestantes fueron heridos de bala cuando la policía dispersó manifestaciones espontáneas luego del anuncio de la muerte del estudiante, según testigos.
El viernes, la ONU anunció que 37 militantes y por lo menos seis agentes de seguridad habían muerto desde el comienzo de los disturbios, a fines de enero.
El sábado, siete manifestantes perdieron la vida por balas y otros cientos de ellos fueron intoxicados por gases en Yemen mientras la policía intentaba dispersar a los opositores, según los organizadores de las protestas.
Las autoridades negaron haber utilizado otro tipo de gases que no fueran lacrimógenos.
Los partidarios del régimen "tiraron con balas reales y gases lacrimógenos" indicó un testigo, quien agregó que "los heridos por bala y los asfixiados se contaban por decenas".
Esto ocasionó que varias personalidades de la comunidad internacional tomaran la palabra.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunció "el uso excesivo de la fuerza" por parte de la policía yemení.
Por su parte, Estados Unidos se dijo "profundamente preocupado" por esta situación y pidió que "se detenga inmediatamente la violencia" en Yemen.
Saleh, en el poder desde hace 32 años y aliado de Washington en la lucha contra Al Qaida, ha tratado, en vano, de calmar la creciente revuelta que vive este país del sur de la península arábiga, hundido en el desempleo y en la pobreza.
Desde el sábado en la noche, nuevos grupos contestatarios se aunaron a la sentada de Saná, mientras que en Taez, al sur de la capital, cinco manifestantes fueron heridos por los disparos de la policía, según un responsable local.
En Adén, otra ciudad rebelde situada en el sur del país, cuatro manifestantes murieron en los disturbios nocturnos, durante los cuales una comisaría fue incendiada por cientos de personas encolerizadas, mientras otras bloqueaban las calles de algunos barrios con neumáticos en llamas.
En las calles del barrio Dar Saad se registraron enfrentamientos durante la noche entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.
Según un testigo, los miembros de la fuerza de seguridad se instalaron en los techos de los edificios aledaños a la comisaría y empezaron a disparar contra los manifestantes. Dos de las cuatro personas que murieron en Adén presentan disparos en la cabeza, según fuentes médicas.
Otras dos personas murieron el sábado en Saná: una por disparos de la policía contra los manifestantes que acampan desde el 21 de febrero en la Plaza de la Universidad, y el otro por tiros de un francotirador.
Un escolar de 12 años murió el sábado cuando la policía dispersó una manifestación en Mukala (sudeste).
Seis manifestantes fueron heridos de bala cuando la policía dispersó manifestaciones espontáneas luego del anuncio de la muerte del estudiante, según testigos.
El viernes, la ONU anunció que 37 militantes y por lo menos seis agentes de seguridad habían muerto desde el comienzo de los disturbios, a fines de enero.
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