La Alianza Atlántica sigue por ahora a la espera de que sus socios aporten nuevos aviones para mantener el ritmo de los ataques contra el régimen libio, operaciones que aseguró hoy que continuarán hasta la caída de Muamar el Gadafi.
Los ministros de Exteriores de la OTAN cerraron hoy en Berlín dos días de reuniones sin grandes avances concretos en la campaña de Libia, que ocupó la mayor parte de las discusiones.
Pese a no haber obtenido aún ofertas ante su demanda de más aviones capaces de bombardear objetivos terrestres, la Alianza confía en que los países cumplan y aporten esas unidades.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo hoy que existen "indicaciones" de que así ocurrirá "en un futuro muy cercano".
Ayer la OTAN admitió que sus comandantes querrían tener algo menos de una decena de aviones de ataque suplementarios para seguir con sus operaciones contra tanques, acorazados y otros objetivos de Gadafi complicados de alcanzar sin causar daños colaterales.
Sin embargo, España e Italia -dos de los socios a los que apuntaban las peticiones que ya habían avanzado en los últimos días Francia y Reino Unido- descartaron ayer aumentar su participación militar en Libia.
A día de hoy, sólo una minoría de países autorizan a sus aviones a lanzar bombas contra suelo libio y se centran en tareas de control y vigilancia.
La intención de la Alianza es mantener la presión sobre Trípoli mientras Gadafi continúe en el poder, tal y como avanzaron hoy en un artículo conjunto los líderes de Francia, Estados Unidos y Reino Unido.
"La OTAN continuará su operación mientras haya una amenaza sobre los civiles, y es imposible pensar que esa amenaza puede desaparecer con Gadafi en el poder", aseguró Rasmussen tras su encuentro con los ministros de Exteriores.
Éstos se reunieron hoy con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, cuyo país es muy crítico con la intervención aliada en Libia, lo que volvió a dejar claro en Berlín.
Lavrov indicó que, para Rusia, la OTAN ha sobrepasado en ocasiones el mandato de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU y recordó que ésta "no autoriza ninguna acción para cambiar el régimen en Libia".
Subrayó también que la idea de armar a los rebeldes que barajan algunos países violaría ese texto.
Además, consideró "importante" pasar "urgentemente" al plano político y advirtió ante el uso de una "fuerza militar excesiva" que podría provocar bajas civiles.
Rasmussen, por su parte, destacó que la OTAN está "implementando, en conformidad estricta con la letra y el espíritu", la resolución de las Naciones Unidas y descartó el envío de tropas terrestres a Libia, algo que no contempla dicho texto.
La Alianza acordó, además, con la Unión Europea celebrar próximamente una reunión informal de embajadores para analizar la situación en el conflicto libio y la posible cooperación entre las dos organizaciones.
Fuera de la actualidad libia, Rusia y la Alianza repasaron hoy sus siempre complejas relaciones y acordaron seguir avanzando en la coordinación de sus futuros sistemas de defensa antimisiles.
Además, pactaron poner en marcha un fondo económico para facilitar helicópteros a las fuerzas armadas de Afganistán a fin de que puedan hacerse cargo de la seguridad en el país, una idea que ya habían acordado previamente.
Los aliados mantuvieron hoy además sendos encuentros con los ministros de Exteriores de Ucrania, Konstantín Grishchenko, y de Georgia, Grigol Vashadze, a quien pidieron más reformas democráticas si el país aspira a entrar algún día en la OTAN. EFE
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