Es de esas historias en las que siempre el Titán de las redes se anota. Claro, un actor de su talla no puede dejar de ser protagonista en las grandes películas de su Boca. Y esta vez no fue la excepción. Porque Martín Palermo hizo un gol en la remontada de su equipo en el Sur que empató 2-2 con Quilmes y de paso alcanzó a José Sanfilippo como el quinto máximo anotador de la historia del fútbol argentino.
El resultado no fue el mejor para Boca y mucho menos para Quilmes. Pero la historia que rodeó a esta repartija de puntos hizo de un partido con mucho en juego, una película de suspenso, de esas con final incierto.
Quilmes, el más necesitado de los dos supo sortear en el comienzo del partido a un Boca que intentó arrinconarlo. Y lo hizo con la ayuda de los propios hombres de azul y amarillo. Porque en una de las primeras aproximaciones al arco de Cristian Lucchetti, el arquero se desencontró con Matías Caruzzo y el defensor, a los 27 minutos, la mandó a guardar en su propio arco.
Un error que un rato después perdió la oportunidad de ser la foto de las tapas de los diarios porque al rato se volvió a equivocar el fondo y Quilmes llegó al 2-0, justo cuando se terminaba el primer tiempo. Lucchetti rechazó mal un centro desde la izquierda y Danilo Gerlo, que estaba deambulando por el área, la metió con un zurdazo, ya sin arquero a la vista.
Con el resultado a su favor, las almas quilmeñas estaban en paz, sabiendo que esta tarde no era la tarde del ocaso. De hecho, con la victoria, Quilmes se aseguraba mantener la categoría, al menos, una semana más. Pero había un record que superar y un recordman a la vista.
Para el segundo tiempo, Julio Falcioni mandó a la cancha a Diego Rivero y Ricardo Noir por Walter Erviti y Nicolás Colazo y la historia tomó un rumbo inesperado para los locales. A los 17 minutos, el gran Palermo sacó un zapatazo desde casi 30 metros y la pelota se clavó en el ángulo derecho del arco de Emanuel Trípodi.
El Loco alcanzó así su gol número 227, misma cantidad que Sanfilippo y le dio inicio a la remontada xeneize.
Cuatro minutos después, Boca llegó al segundo con otro zapatazo desde afuera del área. Esta vez fue Cristian Chávez, quien dejó en el camino a un defensor y remató con calidad al palo izquierdo del arco. Ahí, bien abajo, donde no llegaba casi ningún arquero.
Ese gol fue el golpe que Quilmes no quería. Pero a Boca no le dio la nafta para ganarlo y finalmente se tuvo que conformar con un empate que lo acerca a la Sudamericana, pero que no le asegura nada, siempre esperando los resultados de sus rivales. Para el Cervecero, la lucha continúa. Sigue en Primera, al menos por una semana más.