Parece que la agonía de Grecia no tiene fin. La Eurozona condiciona su ayuda a que el país extreme sus medidas de austeridad y ya le han dado más de un ultimátum. Muchos pensarán que la situación helena es la peor experiencia que ha vivido Europa en años. Pero, ¿es realmente así?
El historiador económico Albert Ritschl piensa que no: en una entrevista con Der Spiegel recuerda que Alemania fue incluso más deudora que Grecia en el siglo pasado e invita al país germano a ser más comprensible con la crisis del euro si no quiere enfrentarse a nuevas demandas por la quita del 50% que se le aplicó en la Segunda Guerra Mundial en los pagos de las reparaciones de guerra. Piensa que la actitud del gobierno alemán es injustificada.
Durante su entrevista, que recoge Business Insider, señala que el incumplimiento de pagos de Alemania en el siglo XX fue uno de los más grandes. Después de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles exigió al país pagar reparaciones o indemnizaciones a los vencedores. Fueron miles de millones de marcos-oro, una cantidad enorme que el país intentó asumir hasta que suspendió los pagos durante la Segunda Guerra Mundial por orden del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler.
De 1924 a 1929 la República de Weimar vivió e incluso tomó prestado de Estados Unidos el dinero que necesitaba para el pago de las reparaciones de guerra. "Esta pirámide de crédito se derrumbó durante la crisis económica de los años 30. El dinero desapareció, el daño a los Estados Unidos fue enorme y las consecuencias para la economía mundial devastadoras", explica Ritschl.
No repetir el error de la Primera Guerra Mundial
Tras la Segunda Guerra Mundial la situación fue prácticamente similar. Y, para evitar los errores del pasado, Estados Unidos, aceptó entonces la posibilidad de una quita en Alemania.
El Tratado de Londres de 1953 redujo a la mitad la deuda alemana y estableció que el abono de los intereses de empréstitos extranjeros quedara en suspenso hasta la reunificación de Alemania, que se produjo el 3 de octubre de 1990. "Fue un gesto que le salvó la vida", apunta Ritschl, y pemitió hacer posible su milagro económico, asegura.
De hecho, no fue hasta el pasado mes de octubre de 2010 que Alemania pudo dar por concluida la Primera Guerra Mundial, al abonar los últimos pagos de deuda por las llamadas reparaciones de guerra, 92 años después del conflicto bélico.
Por eso, Albert Ritschl piensa que el default alemán tras la Primera Guerra Mundial "fue el "rey de reyes" de los defaults, mientras que el de Grecia se queda corto a su lado".
Ritschl cree que si Estados Unidos y otros países (incluido Grecia) no hubieran aceptado la posibilidad de una quita en Alemania, probablemente la Alemania de hoy no sería la misma que conocemos.
La quita en Grecia, la mejor opción
El historiador apunta que "nadie en Grecia se ha olvidado de que Alemania debe sus prosperidad a la consideración de otras naciones". Así, en su opinión, la única y correcta solución para Grecia es perimitir su default. Lo más tranquilizante, cree, es que Grecia es "insignificante", por lo que aceptar una quita de su deuda no sería un problema serio, salvo que podría haber una posibilidad de contagio.
"He abogado por una quita durante mucho tiempo y no por un segundo plan de rescate para Grecia, por esa misma razón". Incluso a pesar del optimismo del FMI, "la posibilidad de que Grecia pueda pagar su deuda es casi imposible". El país tiene dos opciones: implementar más recortes a cambio de recibir más dinero del rescate, o hacer default. A su juicio, la primera opción no aumenta la probabilidad de que Grecia vaya a tener capacidad para pagar, pero para los ciudadanos griegos será un desastre en cuanto a su nivel de vida se refiere. Así pues, para los griegos, el default parece ser la mejor opción, sentencia Ritschl.
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