El comisario Iván Simonovis redactó una carta tras las declaraciones emitidas por el presidente de la República, quien realizó una solicitud para liberar a algunos presos políticos con problemas de salud.
Recordemos que Simonovis fue encarcelado y condenado por los hechos del 11A. En ese contexto, se planteó muchas interrogantes.
Dicen que el tiempo de Dios es perfecto.
Las sociedades tienen su propia estructura y en grandes parámetros, responde a la de los seres humanos. De ahí que en determinados momentos cuando “alguien” decide alimentarla con sangre todo se trastoca. Es una técnica que se usa con los perros de presa y, una vez que la prueban se desarrolla un instinto de fieras y ya no querrán comer otra cosa.
Usted Sr. Presidente ha decidido alimentar a nuestra sociedad con una de las más poderosas y perniciosas emociones del hombre: odio. Y a partir de ella, ha liberado en los conciudadanos emociones vinculadas como la envidia malsana y el resentimiento. Una mezcla perfecta para atentar contra la sociedad amable y confiada que caracteriza a los venezolanos.
La nuestra, ha sido transformada en una sociedad sedienta de venganza y no de justicia, que permanece ciega ante su propia condición.
Usted, quien fue capaz de detonar lo peor de los venezolanos, tiene ahora la responsabilidad de buscar sosiego a un país dividido de tomar control y restaurar el orden; aún cuando sus palabras de paz nunca se cumplen.
Luego de un mensaje, precisamente de paz entre las “bandas” -que Usted mismo ha creado- termina olvidándolo o tergiversándolo en el camino.
Ejemplo de ello, fue cuando en el año 2002 luego de los fatídicos eventos del 11A Usted pronunció un discurso de reconciliación nacional, pero, como muchas otras veces en su caso, eso solo quedó en palabras.
Más tarde, en diciembre 2007 decretó una Amnistía selectiva donde solo resultaron beneficiados sus seguidores, quienes evidentemente estaban involucrados en el 11A. Esa noche mi familia permaneció en las puertas de mi centro carcelario hasta la madrugada esperando se cumpliera su anuncio, pero luego recibir la estocada que cerró el año con tristezas, frustración y lágrimas, porque la ley de amnistía solo favorecía a sus adeptos.
Una vez más mi familia pensó que Usted le rendiría honor a la palabra dada y una vez más, Usted manipuló el contenido de su promesa para castigar -una y otra vez- a los inocentes.
Esta no son palabras de protesta ni esbozo de recriminación; es la reflexión de unos de sus presos políticos, uno de los que Usted condenó a 30 años de prisión sin beneficio, de los cuales ya han transcurrido 7 años en este mamotreto arquitectónico hecho de puro concreto y hierro, mucho hierro, un verdadero monasterio de la oscuridad.
Sus palabras, Presidente Chávez, incidieron de forma directa e inmediata para mi encarcelamiento, así como la de muchos otros. La demolición del ordenamiento jurídico ha declinado en la negación de la justicia una y otra vez. Ahora y gracias a su “justicia selectiva” sólo unos compañeros enfermos conseguirán su libertad. ¿Qué pasará con nosotros? ¿Cuántos años más de tortura deberemos sufrir para que su injusta justicia nos permita ver el sol? ¿Será necesario llegar a una enfermedad terminal y luego morir en casa?
Es evidente que cuando sometes al llamado cuerpo emocional a alguna tensión excesiva el cuerpo físico acaba manifestando su protesta en forma ostensible patológica, y, como sucede casi siempre, la protesta se produce en aquella parte orográfica corporal, interna o externa, que goza de mayor debilidad, es decir que lo débil cargará con las culpas de sus actos.
Quizás la alimentación física, pueda tener que ver con ese fenómeno, pero seguramente alimentar el alma con tensiones derivadas de las emociones como la envidia, el odio y el resentimiento apresuraran la auto destrucción.
Mis mejores deseos para que su alma reciba el alimento que lo lleve a su pronta recuperación.
Iván Simonovis
Prisionero Político.