Un estudio de la Universidad de California Irvine, en Estados Unidos, culpa a una sustancia natural similar a la marihuana de provocar el gusto por las grasas, haciendo que un plato de papas fritas o una suculenta hamburguesa nos resulte irresistibles.
"Las grasas de ciertos alimentos producen en nuestro digestivo endocannabinoides, sustancias químicas similares a la marihuana relacionadas con la euforia pero también con el hambre", señaló Daniell Piomelli, autor del estudio.
El proceso empieza en la lengua, donde las grasas de los alimentos generan una señal que viaja al cerebro y luego, a través del nervio vago, hasta los intestinos. El resultado es que el apetito aumenta, probablemente por la liberación de moléculas digestivas asociadas al hambre.
Tras el hallazgo, los científicos sugieren que sería posible revertir esta tendencia a abusar de las grasas usando fármacos que bloqueen los receptores de los cannabinoides.
EFE