El presidente de Ecuador, Rafael Correa, confirmó el sábado que asistirá a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en septiembre próximo, luego de tres años de ausencia, para impulsar un plan que propone dejar sin explotar una importante reserva petrolera en la Amazonía.
Correa recordó que solo ha intervenido en la Asamblea de 2007 -cuando asumió el poder- y no volvió, porque este foro, que se cumple anualmente en la sede de la ONU en Nueva York, le "parecía una pérdida de tiempo".
"Es hablar, hablar y hablar para que nadie diga nada, para que nadie escuche. En un momento dado no podíamos ni salir del edificio para cruzar a nuestra embajada porque venía don Bush (el presidente estadounidense George W. Bush) y habían cerrado todo", dijo Correa en su informe semanal de labores.
Agregó que esta vez irá porque que liderará junto con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, un "encuentro especial" sobre el proyecto Yasuní-ITT, mediante el cual Ecuador propone dejar bajo tierra 846 millones de barriles de crudo (20% de sus reservas) en una de las zonas más biodiversas del planeta.
A cambio, el país sudamericano pide una compensación internacional de 3.600 millones de dólares durante 12 años. Ese valor equivale al 50% del dinero que obtendría si decidiera comercializar el crudo, según un cálculo elaborado cuando lanzó la iniciativa.
La cita por el Yasuní-ITT tendrá lugar el 23 de septiembre, según había anticipado la responsable del proyecto, Ivonne Baki.
"Yo soy el que más quiero que tenga éxito, pero tampoco puedo ser irresponsable con mi gente. Necesitamos el dinero de ese petróleo, y si la comunidad internacional no se corresponsabiliza, en diciembre tendremos que evaluar cómo van las cosas y tomar una decisión definitiva", reiteró Correa.