(AFP) – Bajo un intenso sol, con rezos y cánticos, miles de cubanos recibieron el domingo en el pueblo de Madruga, 65 km al este de La Habana, la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, en su primera peregrinación por la isla en 52 años de gobierno comunista.
“Llegó el momento en que nuestra Arquidiócesis de La Habana recibe a la Virgen de la Caridad. Es un momento de gozo, alegría”, porque “nos trae salud y esperanza”, dijo el cardenal Jaime Ortega ante los fieles congregados a la entrada del pueblo, conmocionado por la llegada de la imagen de la Patrona.
Ortega, también arzobispo de La Habana, elogió los “cambios” emprendidos por el gobierno de Raúl Castro y el clima de diálogo que permitió la romería de la Virgen, y pidió a los cubanos a “abrir sus corazones” para recibir “su mensaje de paz, fraternidad y la reconciliación”.
“Esto es parte del ambiente nuevo de cambio que hay en Cuba” y “que esperamos y pedimos a la Virgen de la Caridad que continúen”, añadió en referencia al inédito diálogo que inicio en 2010 con el presidente Raúl Castro, cuyo principal fruto fue la excarcelación de unos 130 presos políticos.
En una urna de cristal sobre el techo de un camión y escoltada por motos de la policía que hicieron sonar sus bocinas, la Virgen entró en Madruga, un pueblo de campesinos, provocando la euforia de los fieles que portaban flores y carteles, agitaban banderitas y no dejaban de entonar cánticos.
“Es la madre de todos los cubanos, qué bueno que nos bendiga. Hay tanto que pedirle”, declaró emocionada a la AFP Maritsa Sánchez, una ferviente cristiana de 59 años, que se dedica a visitar y llevarle comida a los enfermos de su parroquia en Madruga.
Para María Echizárraga, que vive en un pueblo vecino y se levantó muy temprano para llegar a tiempo a la ceremonia, “es una buena oportunidad para pedirle por los jóvenes que aún no han podido encontrar su camino” y “sobre todo mucha salud y prosperidad” para Cuba.
Las procesiones, vetadas en Cuba en la década de 1960, fueron restablecidas en ocasión de la visita del papa Juan Pablo II en 1998, cuando las difíciles relaciones entre el gobierno comunista de Fidel Castro y la jerarquía católica comenzaron una etapa de acercamiento.
La peregrinación, que comenzó el 8 de agosto en Santiago de Cuba, 970 km al este de La Habana, concluirá el 30 de diciembre en la capital, cuando la imagen regresará al santuario de la virgen en el poblado de El Cobre.
Su único peregrinaje ocurrió en 1951-52, en honor del cincuentenario de la República. Entonces fue despedida por el arzobispo de Santiago de Cuba, Enrique Pérez Serantes, el mismo que intercedió para salvar a Fidel Castro y otros rebeldes del frustrado asalto al cuartel Moncada (1953), primera acción armada de la revolución.
La imagen de la virgen mulata apareció, según la leyenda, por primera vez en 1612 ante tres pescadores que iban en una barca por la bahía de Nipe, en el oriente de la isla.
En Cuba, 15% de los 11,2 millones de habitantes es practicante de una religión definida, 15% se dice ateo y el resto son creyentes de marcado sincretismo religioso, sobre todo el cristianismo y cultos de origen africano.
Los cubanos identifican a la Virgen con Ochún, uno de los orishas del panteón yoruba.
De ahí que durante la procesión, que concluyó con una misa en el parque principal del pueblo, algunos, como Carmen Rodríguez, portaban collares de cuentas blancas y amarillas, de Ochún. “Esto es lo mejor que nos podía pasar, vivimos tiempos de cambios y la Virgen nos dará un impulso”, dijo la mujer de 62 años.