A punto de cumplir los 43 años, Michael Schumacher está en un momento de su vida en el que considera que se puede permitir ciertos lujos, una actitud comprensible si tenemos en cuenta que se trata del piloto que más éxitos acumula en la historia de la fórmula 1, con siete títulos mundiales. El alemán abandonó su retiro de tres años para regresar a la competición el curso pasado tras llegar a un acuerdo con Mercedes, que volvió al Mundial después de una ausencia de más de medio siglo. Las tremendas cifras del contrato que vinculó a Schumacher con el constructor de la estrella no fueron bien digeridas por el personal de la marca de Stuttgart, que estaba sufriendo un estricto plan de recortes y tenía que aceptar, no solo que la compañía se metiera en la F-1, sino también los ocho millones anuales que debía apartar para pagar a su empleado más ilustre.
"A lo largo de estos tres años he probado todo tipo de juguetes, pero un día pensé: ¿Por qué no volvemos a hacer algo un poco más serio?", llegó a decir el piloto de Kerpen. Un año y medio después, Schumi vuelve a sentirse cómodo subido a un monoplaza muy distinto al Ferrari que manejaba a su gusto en 2006, cuando le disputó el título a Fernando Alonso hasta el final, antes de colgar el mono. Hay un dato revelador que pone en relieve que el Kaiser no se ha olvidado de conducir: es el piloto de la actual parrilla que más posiciones ha recuperado en el arranque de los grandes premios (28), y eso denota una gran sensibilidad por su parte. En India, donde Sebastian Vettel alcanzó su undécima victoria de la temporada, esta vez por delante de Jenson Button y Fernando Alonso, Schumacher salió el undécimo, arañó tres puestos más al apagarse el semáforo y finalmente cruzó la meta el quinto, justo delante de Nico Rosberg, su compañero, que había partido el séptimo.
"Estoy tremendamente contento; este resultado era el máximo que podíamos conseguir", dijo el heptacampeón. "Aquello realmente importante es que estamos trabajando duro para mejorar nuestra situación", convino el germano, que a falta de dos pruebas para el final ocupa el octavo puesto en la clasificación general (en 2010 terminó el noveno), justo por debajo de Rosberg, que posee cinco puntos más que él. La escudería de Brackley (Gran Bretaña) busca ideas nuevas para salir del pozo. Su última apuesta es una especie de conducto f instalado en el alerón delantero que permite que el bólido gane velocidad punta en las rectas.
"La única comparación que me parece justa es con mi compañero de equipo", asegura Schumacher. En ese sentido, su progresión es indiscutible: si el año pasado terminó por detrás de su vecino en 14 ocasiones y en solo cuatro lo hizo delante, esta temporada el rendimiento de la dupla de Mercedes se ha equilibrado mucho más (8-7 a favor de Rosberg).