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sábado, 26 de noviembre de 2011

Enfoque Reuters: Devuelven el rostro a víctimas de violencia en Venezuela

(Reuters) - La mirada triste y acongojada de 52 madres venezolanas que, en la última década, perdieron a sus hijos por la espiral de violencia que vive el país, ya no permanece anónima.

Gigantografías con rostros en blanco y negro, de distintos tamaños y con expresiones tomadas desde varios ángulos, son exhibidas en Caracas como un doloroso llamado de atención en una ciudad que tiene uno de los mayores índices de criminalidad del mundo, según organizaciones no gubernamentales.

Sentada en una plaza de la capital venezolana viendo su foto en gran tamaño, María Elena Delgado contó que perdió tres hijos entre 1999 y el 2008, además de un nieto y un sobrino, asesinados a balazos en Petare, uno de los barrios más poblados del continente

“Tras la muerte de mi hija yo me desesperé, pero fui a donde las personas que la mataron. Fui a la policía, a los tribunales, hice todos los trámites legales, pero no pasó nada”, recordó la líder comunitaria de 57 años que aún trata de sonreir.

“No podía flaquear, tenía que seguir adelante”, aseguró Delgado calificando a la inseguridad como un problema de todos. “Del Gobierno, de la educación, del hogar. Yo crié 15 niños y todavía no he visto al primero con un revólver en la mano”, agregó.

Su foto fue colocada por un grupo de jóvenes venezolanos que, vestidos de polo blanco con el mensaje “devolvamos a estos rostros la esperanza”, recorren Caracas buscando la mejor ubicación para colocar gigantografías con los rostros anónimos de gente real.

Proyecto esperanza

“Teníamos la inquietud de hacer un proyecto que incentivara a la gente a pensar en el tema de la violencia, que entiendan que no son números, sino personas las que aparecen en el periódico todos los días”, dijo María Fernanda Pérez, comunicadora social de 26 años y una de las organizadoras.

Esta iniciativa independiente bautizada “Proyecto Esperanza” se inspira en la intervención realizada en una de las mayores favelas de Río de Janeiro, donde el artista francés que usa el seudónimo JR colocó en el 2008 gigantografías con los rostros de familiares de víctimas del crimen.

Hasta ahora, no ha habido una reacción oficial del Gobierno del presidente Hugo Chávez a la instalación, que resalta en lugares transitados y autopistas de la capital venezolana poblada por casi seis millones de personas.

A principios de año, el Gobierno reveló que la tasa de asesinatos en el país es de 48 por cada 100.000 personas, por encima del promedio latinoamericano aunque muy inferior a los números que manejan organizaciones no gubernamentales que llegan a duplicar ese dato.

Un reciente estudio del grupo de derechos humanos mexicano Seguridad, Justicia y Paz situó la tasa de homicidios en Caracas en 118 por cada 100.000 residentes, colocando a la capital venezolana como la cuarta ciudad más peligrosa en el mundo detrás de la mexicana Ciudad Juárez, la afgana Kandahar y la hondureña San Pedro Sula.

“Cotidianización de la violencia”

En un intento por acabar con este flagelo que podría restarle valiosos votos en los comicios de octubre del 2012 cuando buscará un nuevo mandato, Chávez creó recientemente un cuerpo policial llamado “Guardia del Pueblo” que patrullará cumpliendo medidas de seguridad preventiva.

“Tenemos que devolver la seguridad y felicidad plena a todas las calles y barrios de Venezuela, en la lucha contra el hampa y el delito”, dijo el militar retirado, quien en sus casi 13 años de Gobierno ha intentado varios operativos especiales de seguridad para combatir el crimen.

Pero, el mismo mandatario izquierdista de 57 años admitió la semana pasada: “No hemos podido disminuir de manera significativa (…) la cifra de homicidios”.

Y eso le puede pasar factura al líder que se declaró libre de un cáncer que combatió este año y cuya popularidad cercana al 50 por ciento ha tenido altibajos por las preocupaciones de la población por la inseguridad, según todas las encuestas, el mayor problema de los venezolanos.

Según analistas, las políticas implementadas por el Gobierno no surten efecto porque no se ataca las raíces del crimen como la proliferación de armas, drogas y la asombrosa impunidad que sobrepasa el 90 por ciento para los homicidios.

La violencia se ha trasladado a la política donde candidatos opositores han denunciado al menos cinco ataques armados en su contra“Uno de los fenómenos que vemos con mayor preocupación es que las personas que más sufren la violencia han venido desensibilizándose. Nosotros lo llamamos un proceso de cotidianización de la violencia”, dijo el sociólogo Luis Cedeño.

En muchas zonas de escasos recursos en Venezuela, los pobladores siguen con sus quehaceres tras un tiroteo o a pesar de tener un cadáver en la vereda de enfrente.

“En la política criminal venezolana lo que cuenta es el victimario: cómo lo atrapo, cómo lo castigo, pero la víctima queda totalmente desamparada”, explicó Cedeño, también director de la asociación civil Paz Activa.

Y al calor de la campaña electoral y con una sociedad altamente polarizada, la violencia se ha trasladado a la política donde candidatos opositores han denunciado al menos cinco ataques armados en su contra.

A principios de la semana, uno de los seis precandidatos de la oposición, Diego Arria, denunció a Chávez ante la Corte Penal Internacional de La Haya por delitos de lesa humanidad, acusándolo de incitar el odio entre los venezolanos que ha devenido en 155.000 víctimas en 10 años de gestión.

“Yo veo las cadenas (de radio y televisión) presidenciales y esos mensajes que dan son de agresividad. Yo nunca había escuchado el mensaje de un administrador del país de esa manera”, finalizó Delgado.