El periodista Ernesto Villegas titula su columna, publicada en el Semanario Quinto Día, “Con la Celac y con la OEA, con Dios y con el diablo”. En el texto, resalta la importancia de la comunidad y el “esfuerzo” realizado por el presidente Chávez para el éxito de la cumbre.
Igualmente, se refiere a la ausencia de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla y comenta que este hecho “pudiera estar vinculado a una discrepancia en torno a la naturaleza misma de la bebecita que abre sus ojos en Caracas”.
A continuación la columna completa:
Esta columna aparece el mismo día (viernes 2 de diciembre) en que estará instalándose en Caracas la cumbre fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), con la presencia de jefes de Estado y de Gobierno de 33 países del continente, salvo EEUU y Canadá, los excluidos de esta fiesta.
Hasta el momento de redactar estas líneas, se daba por confirmada la asistencia de todos los presidentes, incluidos los más importantes aliados de EEUU en la región (Colombia, México, Chile), salvo la mandataria de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien se hizo representar en la cita por su vicepresidente.
Aunque el argumento formal es un viaje a Japón en la agenda de Chinchilla, la ausencia pudiera estar vinculada a una discrepancia en torno a la naturaleza misma de la bebecita que abre sus ojos en Caracas.
“Estamos en actitud constructiva. Estamos identificados con la idea de que nazca la Celac y dispuestos a participar activamente en ella”, dijo esta semana el canciller costarricense Enrique Castillo, antes de aclarar que su gobierno la prefigura como un “foro”, un mecanismo de diálogo y concertación, y no como una organización, con todas las de la ley, tal como ha sido hasta ahora la OEA. “Una organización tiene otras connotaciones. Significaría edificios, plantilla de personal y burocracia que como región no nos conviene porque es duplicar otras organizaciones que ya existen”, apuntó, según cable de la agencia española EFE.
La mención de “organizaciones que ya existen” alude, obviamente, a la OEA.
La solidaridad implícita de Costa Rica con la OEA, es decir, con EEUU, es parecida a la que aquí en Venezuela transpira la MUD. Así lo refleja un documento que elaboraron los expertos internacionalistas de la alianza opositora venezolana, titulado “Bases para una política exterior de Estado”, que pretende ser el punto de partida para el programa de gobierno que en materia internacional ha de presentar el candidato (a) que gane las primarias del 12 de febrero y enfrente a Hugo Chávez en las elecciones del 7 de octubre de 2007.
El documento anticipa que Venezuela, bajo un hipotético gobierno de la MUD, “jugará un papel activo en las nuevas organizaciones como la UNASUR y CELAC”, al tiempo que “ratificará la confianza en la OEA como instrumento de diálogo y cooperación de las Américas”.
Aunque, como se ve, la MUD le reconoce carácter de organización a la Celac, tal reconocimiento va acompañado de un guiño a la vieja OEA, que no por casualidad tiene su sede en Washington.
Es una posición opuesta a la que trae, por ejemplo, el presidente Rafael Correa, de Ecuador, quien ha planteado abiertamente que la OEA sea reemplazada por la Celac. “Tenemos que hacer un cambio profundo en el sistema actual y construir un modelo latinoamericano. Que discutamos nuestros problemas en la región y no en Washington, en función de nuestras propias realidades”, dijo Correa en rueda de prensa.
Los esfuerzos del presidente Hugo Chávez por el éxito de esta cumbre de la Celac han sido mayúsculos, sólo comparables, quizá, con los invertidos en su batalla contra el cáncer. Consciente del potencial que tiene la Celac como plataforma para impulsar la unidad latinoamericana, que es parte integral del ideario bolivariano, Chávez ha sorteado mil obstáculos y cuidado todos los detalles para garantizar la presencia de la abrumadora mayoría de los líderes regionales en el evento.
La sola realización de la cumbre es, en sí, un éxito. Puede que para lograrlo hayan sido necesarias negociaciones, concesiones, arreglos. Ya, al menos, habrá un escenario propio, sin tutelajes, donde los hermanos puedan ventilar las diferencias sin el primo inter pares que siempre han sido los EEUU.
En tiempos en que las potencias andan cada vez más desatadas, bombardeando aquí y allá en medio de su propia crisis económica, es una extraordinaria noticia que América Latina y el Caribe se doten de un instrumento para la tramitación política de sus propios asuntos. Es, a la vez, una mala noticia para quienes apuestan a la guerra, único escenario donde las potencias imperiales conservan cierta garantía de éxito.
Realizada la cumbre, veremos entonces cómo será ese forcejeo político entre lo nuevo (la Celac) y lo viejo (la OEA) en este pedazo del mundo. Ahora es que viene lo bueno.
TAQUITOS
ALTO APURE. El presidente Hugo Chávez ordenó una investigación sobre los hechos ocurridos en la madrugada del 22 de noviembre en el Alto Apure, donde el 923 Batallón de Caribes “Sucre” (antiguos “cazadores”) dieron muerte a cuatro presuntos integrantes de un grupo armado e hirieron a otros tres. Así lo informó el comandante general de la GNB, MG Luis Motta Domínguez, durante una entrevista que le hice en el programa Toda Venezuela, de VTV, el pasado miércoles 30. A Motta Domínguez le pregunté si la GNB tuvo participación en los hechos, lo cual negó. Al comentarle acerca de las denuncias sobre un supuesto montaje, similar al de la tristemente célebre masacre de El Amparo, donde efectivos militares y policiales simularon un enfrentamiento con guerrilleros en 1988, el comandante de la GNB respondió que el jefe del Estado, como comandante en jefe de la FANB, ordenó al jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB, GJ Henry Rangel Silva, la apertura de una investigación que permita precisar exactamente los hechos. El 22 de noviembre el Ministerio de la Defensa informó mediante un comunicado sobre un enfrentamiento con un “grupo generador de violencia, que según informaciones, se dedicaba al robo y contrabando de ganado”. ATAÚD. La misteriosa urna con la que se toparon los obreros que trabajan en la construcción del Mausoleo de Bolívar, sobre cuyo hallazgo cual escribí la semana pasada, corresponde a Antonio Leocadio Guzmán, político y periodista venezolano, padre de Antonio Guzmán Blanco. Fuentes vinculadas a la obra aclararon que el ataúd no fue descubierto exactamente debajo del lugar donde ha estado el sarcófago del Libertador, sino muy cerca. CITA. “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”. Simón Bolívar en la Carta de Jamaica.
ERNESTO VILLEGAS POLJAK