(EFE).- Puerto Rico despide hoy el año más violento de su historia
reciente, en el que se han batido los registros históricos de
criminalidad para una isla que, situada en la ruta del narcotráfico de
Suramérica a EE UU, sufre una tasa de asesinatos por habitante que casi duplica
a la de México.
“La caída de los grandes narcotraficantes provocó una lucha en las
calles de Puerto Rico por el control de los puntos de venta de la
droga. Esa es la causa directa del aumento de asesinatos”, explicó a Efe el jefe
de la Policía, Emilio Díaz Colón.
Según los datos facilitados hoy por su departamento, en 2011 se
contabilizaron 1.136 asesinatos, lo que supone un incremento del 15 % respecto a
2010 y es la cifra más alta de la que se tiene registro desde 1940 en Puerto
Rico, un estado libre asociado a EE.UU.
Según el máximo responsable de la Policía puertorriqueña, ese incremento se
debe en gran parte a la caída de algunos de los “grandes narcotraficantes”, como
Ángel Ayala Vázquez, conocido como “Angelo Millones” y condenado a cadena
perpetua en octubre. Su caída provocó una “guerra” entre organizaciones de
segundo nivel por el control del espacio dejado.
Una media de 3 muertes violentas por día, el 52 %
relacionadas directamente con el narcotráfico, ha llevado al Ejecutivo del
gobernador Luis Fortuño a pedir ayuda a las autoridades federales de EE.UU.,
adonde se dirige casi toda la droga que pasa por Puerto Rico.
Díaz Colón espera que su presión en Washington permita la llegada de más
recursos para la vigilancia de las costas de la isla, a la que llega la droga
desde Colombia vía República Dominicana.
El Ejecutivo de la isla, territorio estadounidense no incorporado al país
norteamericano, informó a comienzos de este mes en Washington de la dimensión de
un problema que, según datos de la ONU de 2008 -los últimos disponibles-,
situaban a Puerto Rico con una media de 20,3 asesinatos por cada 100.000
habitantes.
Las autoridades de San Juan han repetido, en especial durante este último mes, que Washington debe prestar la misma atención a Puerto Rico que a México, otro país golpeado por el narcotráfico, donde, en 2008, se registraron 11,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
A primeros de este mes el representante de Puerto Rico ante el Congreso estadounidense, Pedro Pierluisi, se reunió con el jefe de la Oficina Nacional de Políticas Antidroga de EE.UU., Gil Kerlikowske, para pedirle más presión policial contra el narcotráfico.
Pierluisi le recordó las preocupantes cifras de asesinatos de Puerto Rico, cuya tasa de criminalidad en 2008 ya rondaba la de Brasil (21,9), aunque aún estaba lejos de Venezuela (47,2).
La violencia llevó hace dos años al Ejecutivo del Fortuño a sacar a las calles a la Guardia Nacional, que durante meses patrulló con fusiles de asalto en mano, medida que no dio resultado y a la que se puso fin por su elevado coste.
El Gobierno apostó también hace tres meses por enviar a la Justicia federal a quienes cometieran crímenes violentos con armas de fuego, una estrategia que tampoco ha tenido éxito.
La magnitud del problema llevó al principal diario de la isla, El Nuevo Día, a abrir un debate sobre si Puerto Rico se ha convertido en un “narcoestado”, posibilidad apoyada por analistas de la isla caribeña.
Según el citado diario, las personas que comercializan droga en las calles de la isla pueden reunir diariamente hasta 400 dólares con esa actividad ilegal, frente a un salario mínimo al que podrían aspirar de poco más de 1.000 dólares mensuales.
El catedrático de Antropología de la Universidad de Puerto Rico Jorge Duany explicó esta semana a Efe que el desempleo -por encima del 15 %- y la crisis económica son las causas principales de que parte de la juventud opte por ganarse la vida en el mundo de la droga.
El antropólogo subrayó que la inseguridad ha sido uno de los desencadenantes de la corriente migratoria desde la isla, de 3,7 millones de personas, hacia EE.UU., donde los ciudadanos de origen puertorriqueño alcanzan ya los 4,6 millones.
Desde 1940, cuando se comenzó a contabilizar el número de asesinatos, 1994 ostentaba hasta ahora el récord de muertes violentas con 995. En 2007 se registraron 730; en 2008, 807; en 2009, 901; y en 2010 984.
Las autoridades de San Juan han repetido, en especial durante este último mes, que Washington debe prestar la misma atención a Puerto Rico que a México, otro país golpeado por el narcotráfico, donde, en 2008, se registraron 11,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
A primeros de este mes el representante de Puerto Rico ante el Congreso estadounidense, Pedro Pierluisi, se reunió con el jefe de la Oficina Nacional de Políticas Antidroga de EE.UU., Gil Kerlikowske, para pedirle más presión policial contra el narcotráfico.
Pierluisi le recordó las preocupantes cifras de asesinatos de Puerto Rico, cuya tasa de criminalidad en 2008 ya rondaba la de Brasil (21,9), aunque aún estaba lejos de Venezuela (47,2).
La violencia llevó hace dos años al Ejecutivo del Fortuño a sacar a las calles a la Guardia Nacional, que durante meses patrulló con fusiles de asalto en mano, medida que no dio resultado y a la que se puso fin por su elevado coste.
El Gobierno apostó también hace tres meses por enviar a la Justicia federal a quienes cometieran crímenes violentos con armas de fuego, una estrategia que tampoco ha tenido éxito.
La magnitud del problema llevó al principal diario de la isla, El Nuevo Día, a abrir un debate sobre si Puerto Rico se ha convertido en un “narcoestado”, posibilidad apoyada por analistas de la isla caribeña.
Según el citado diario, las personas que comercializan droga en las calles de la isla pueden reunir diariamente hasta 400 dólares con esa actividad ilegal, frente a un salario mínimo al que podrían aspirar de poco más de 1.000 dólares mensuales.
El catedrático de Antropología de la Universidad de Puerto Rico Jorge Duany explicó esta semana a Efe que el desempleo -por encima del 15 %- y la crisis económica son las causas principales de que parte de la juventud opte por ganarse la vida en el mundo de la droga.
El antropólogo subrayó que la inseguridad ha sido uno de los desencadenantes de la corriente migratoria desde la isla, de 3,7 millones de personas, hacia EE.UU., donde los ciudadanos de origen puertorriqueño alcanzan ya los 4,6 millones.
Desde 1940, cuando se comenzó a contabilizar el número de asesinatos, 1994 ostentaba hasta ahora el récord de muertes violentas con 995. En 2007 se registraron 730; en 2008, 807; en 2009, 901; y en 2010 984.