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sábado, 4 de febrero de 2012

Alfredo Pérez Rubalcaba, la experiencia para realzar a un Psoe desacreditado


AFP) - De sonrisa y mirada astutas, Alfredo Pérez Rubalcaba, en quien los socialistas españoles pusieron sus esperanzas para levantar al partido, tiene a su favor una imagen de experto en misiones delicadas ganada en la lucha contra ETA cuando era ministro de Interior.
A sus 60 años, este orador brillante, que fue número dos del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, tiene una larga carrera en el seno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), donde se construyó una imagen de hombre de Estado.
Su pequeña estatura y su calvicie no le impiden seducir a su público con sus ingeniosas ocurrencias y comentarios, que apoya con una penetrante mirada y una amplia sonrisa bajo una barba canosa.
“Siempre ha sido un hombre de referencia en todos los gobiernos a los que ha pertenecido”, recuerda Antón Losada, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Santiago de Compostela.
“Dicen que le gusta estar en todo y no, es que le llaman para todo”, había dicho de él Rodríguez Zapatero durante la campaña para las legislativas de noviembre, en las que Rubalcaba sufrió una durísima derrota ante el conservador Partido Popular (PP).
La gente piensa que era el mejor de un gobierno mediocre, pero al final la mediocridad del gobierno lo lastró”, considera Losada.
Nacido el 28 de julio de 1951 en Solares (Cantabria, norte), hijo de un piloto comercial, fue profesor de química en España, Francia y Alemania.
Durante sus años de estudiante, en la década de los 70, fue campeón universitario de los 100 metros lisos, pero una lesión lo obligó a dejar el atletismo.
Pero a diferencia de la mayoría de sus compañeros del exclusivo Instituto del Pilar, vivero madrileño de la derecha, eligió el PSOE en 1974, mientras agonizaba la dictadura franquista.
Con la llegada de Felipe González a la presidencia del gobierno en 1982, Rubalcaba entró al ministerio de Educación del que sería titular diez años más tarde.
Pero fue sobre todo como portavoz del gobierno, de 1994 a 1996, cuando impresionó por su habilidad para desactivar escándalos, entre otros el de los GAL, grupos parapoliciales creados en la era González y responsables de varios asesinatos de miembros de ETA e independentistas vascos en los años 80.
Encargado de ETA en el PSOE, y ministro del Interior de 2006 a 2011, este fino estratega ganó popularidad con los golpes policiales a la organización armada independentista vasca, entre ellos, la detención en 2008 de su jefe militar, Mikel Garikoitz Aspiazu, alias “Txeroki”.
Y cuando Rodríguez Zapatero tuvo que convocar legislativas anticipadas ante el descrédito de su gobierno por la gestión de la crisis económica, Rubalcaba se impuso como candidato socialista frente a la entonces ministra de Defensa Carme Chacón, a la que ahora ha vuelto a vencer en la pugna por dirigir el PSOE.
Los partidarios de Rubalcaba le atribuyen el mérito del anuncio histórico del cese definitivo de la actividad armada de ETA en octubre.
Sus detractores lo acusan de haber hecho concesiones a los “terroristas” y ven en él a un “Maquiavelo”, un “genio tenebroso” como escribió el diario conservador El Mundo.
“Es un intrigante. Dentro mismo de su partido, triunfó matando a no pocos políticamente”, sostenía por su parte José María Ridao, editorialista del periódico de centro-izquierda El País.
Casado y sin hijos, forofo del Real Madrid, este incansable corredor que no duerme más de cinco horas por noche, sigue adelante con su objetivo: defender “una socialdemocracia renovada” que dé “un impulso político a la construcción europea”.