Entre la multitud, cerca de los monolitos de Los Próceres, en Caracas, rodeado de dos hombres mayores, marchaba Fernando Soto Rojas, diputado y ex presidente de la Asamblea Nacional; a todos los que se les acercaban les advertía: "Hoy, por primera vez, marchamos los guerrilleros del 60 y del 70".
"Nos alzamos 40 años atrás cuando vimos que era inviable políticamente el pacto de Punto Fijo, que iba a conducir al país al desastre", agregó mientras seguía, a paso rápido, el oleaje rojo que asistía a los actos para conmemorar los 20 años de la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992.
El ex guerrillero enumeró, sin titubear, las faltas que caracterizaron al Puntofijismo: "el delito de la corrupción, el delito del empeño de la soberanía del país y el delito de la represión, la masacre, los muertos y los desaparecidos".
De inmediato hizo un recuento fugaz sobre sus movimientos en febrero de 1992. "El día 2 tuve una reunión urgente con Douglas Bravo y Gabriel Puerta; brinqué a Valencia, fui a Barquisimeto; puse a la gente alerta".
"Cuando iba llegando aquí, a Caracas, ya los tanques venían rodando", recordó sonriente. Bajó el ritmo de la caminata, miró a unas abuelas marchar con su bastón y susurró: "Es el aliento popular".
(AVN)