Walter Loesche de la Universidad de Michigan, descubrió que la microflora de la lengua era muy diferente de aquella que forma la placa de los dientes. En individuos con mal aliento o halitosis, se han encontrado bacterias que habitan en la parte posterior de la lengua.
Esa región, a diferencia de los dientes y las encías, es poco aseada por la saliva, donde las bacterias encuentran un hábitat ideal para su desarrollo. Es allí donde se desarrolla la mayor parte de las bacterias culpables de la halitosis.
De igual forma la saliva estancada sufre un proceso de putrefacción y aumenta el pH de la boca. Con un pH igual o superior a 7,2 aumenta el crecimiento de ciertas bacterias gramnegativas, como la Bacteroides melanninogenicus, la Fusobacteriym nucleatum y la Klebsiella pneumoniae.
Estas bacterias son capaces de descomponer alimentos proteicos o grasos, así como las propias células y la sangre de la boca, produciendo compuestos derivados del azufre que son volátiles y que confieren el desagradable mal olor al aliento: sulfuro de hidrógeno y mercaptano de metilo (olor a huevos podridos).
También producen componentes del mal olor las bacterias Veillonella alcalescens y Prevotella melaninogenica. Por ellas mucha gente se queja de sufrir halitosis, especialmente por las mañanas.
EFE