“La zona euro está en una encrucijada. O bien se arregla, o bien se dirige hacia una potencial ruptura”, insistirá este jueves el primer ministro británico, David Cameron, en una intervención ante empresarios en Manchester. Cameron se une así a los agoreros comentarios ya realizados durante la semana por el ministro de Economía, George Osborne, y por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, sobre las consecuencias que la crisis del euro está teniendo en la economía británica. El primer ministro ya se expresó en términos parecidos durante la sesión de preguntas del miércoles en el Parlamento.
La intensa preocupación de las autoridades de Londres, que intentan achacar al euro la vuelta de la economía británica a la recesión y evitar así que los votantes y los contribuyentes identifiquen a las políticas de austeridad que aplica Cameron desde que llegó al poder hace dos años, contrasta con su posición oficial de que, como la libra no está en el euro, Reino Unido no tiene por qué realizar aportaciones al fondo de rescate de la moneda europea. Reino Unido, Dinamarca y Suecia son los tres países de la UE que se quedaron fuera del euro voluntariamente.Cameron ha señalado esta mañana que, desde su punto de vista, "está cada vez más claro que [los países europeos en dificultad] no están en condiciones de aguantar el necesario ajuste si el núcleo de la zona euro, también a través del BCE, no hace más para impulsar el crecimiento y ayudar a llevar el peso del ajuste".
Dada esa posición de distancia que pone Londres en lo material, las agoreras advertencias de David Cameron corren el riesgo de sentar muy mal en el resto de capitales europeas en un momento en que la fuga de capitales en Grecia acrecienta la posibilidad de la ruptura de la zona euro. Son especialmente contraproducentes por venir de un primer ministro británico, lo que les ha dado un eco enorme en la City, el lugar donde ahora mismo se está decidiendo el futuro de miles de millones en inversiones en Grecia.
“O Europa tiene una zona euro comprometida, estable y provechosa con un cortafuegos efectivo, bien capitalizado y bancos regulados, con un sistema que comparta las cargas fiscales y una política monetaria solidaria a lo largo de la zona euro o nos vamos a ver en territorio desconocido, lo que conlleva enormes riesgos para todos”, se espera que diga el primer ministro en Manchester.
Cameron volará después a Washington para asistir a la cumbre del G-8. Allí tendrá ocasión de encontrarse con el nuevo presidente francés, François Hollande, con el que no tiene muy buena sintonía y que ha acusado a los británicos de elegir de Europa lo que les conviene y desentenderse de lo que no les interesa. Por ejemplo, ayudar al euro en un momento de crisis como este.
El miércoles, el gobernador del Banco de Inglaterra redujo las previsiones de crecimiento de la economía británica y advirtió que la zona euro “se está desmembrando sin que haya una solución clara”, lo cual amenaza con afectar al sistema bancario británico.
El lunes, el ministro de Economía aseguró que “la incertidumbre sobre el euro, y no la austeridad”, han hecho que la economía vuelva a la recesión.
Ninguna de estas declaraciones es completamente novedosa, pero el hecho de que se hayan producido en cadena y en estos momentos les da un enorme significado e impacto. Y han dado pie a la prensa británica a caer en el sensacionalismo. The Guardian asegura que el Gobierno británico “realizaba anoche preparativos urgentes para afrontar una posible salida de Grecia del euro, después de que el gobernador del Banco de Inglaterra, sir Mervyn King, advirtiera que Europa se está desmembrando”. Londres ya reconoció hace meses que tiene preparados diversos escenarios ante la posibilidad de que efectivamente el euro se rompa.
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