AP) — El presidente paraguayo Federico Franco, quien asumió el cargo tras la destitución de Fernando Lugo en un juicio político en el Senado, afirma que Paraguay vive el mejor ambiente de los últimos años, y acusó a Ecuador y Venezuela de entrometerse en asuntos internos del país.
El 21 de junio, luego de que la Cámara de Diputados resolviera solicitar a los senadores el juicio de Lugo por el cargo de mal desempeño en sus funciones, unos ocho cancilleres de países miembros de Unasur visitaron a Lugo para apoyarlo durante las horas de crisis política.
Al otro día, cuando el Senado estaba a punto de votar la destitución, los jefes del ejército, armada y aviación fueron convocados por el jefe del gabinete militar Angel Vallovera, quien actuó de nexo entre el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Nicolás Maduro y los comandantes militares.
Allí Maduro les solicitó que salieran de sus cuarteles para apoyar al gobierno de Lugo, que en esos momentos se derrumbaba irremediablemente y les aseguró que tendrían apoyo internacional, según denunció en conferencia de prensa la nueva ministra de Defensa María Lyz de Arnold, quien especificó que Maduro estuvo acompañado por Julio Prado, embajador de Ecuador en Asunción.
En Paraguay, las fuerzas militares son verticales y no deliberantes. Franco señaló que por esto tuvo que cambiar a los jefes militares, siendo el primer destituido el general Vallovera.
“En ningún caso ellos podían haber tomado contacto con el canciller nacional y mucho menos con cancilleres internacionales. Aquí no vamos a tolerar militares que quieran convertirse en deliberantes o aceptar recomendaciones (políticas) de países extranjeros”, dijo Franco en entrevista con The Associated Press.
“Hoy estamos creando la nueva independencia, la independencia de cualquier país extranjero respetando la libre y total autodeterminación de los pueblos”, agregó.
Como reacción, algunos legisladores de la Cámara de Diputados apoyaron la elaboración de un proyecto de ley para declarar persona non grata a Maduro por su presunta intromisión en los asuntos internos del país y solicitaron a la fiscalía general del Estado que inicie una investigación para eventualmente imputarlo por violación de tratados internacionales.
Mientras, en las calles de la capital, un grupo autodenominado “Paraguay soberano” —creado a través de las redes sociales y que proclama no tener afiliación política_, regala y pega en los vidrios de los automóviles adhesivos con la inscripción “Paraguay es soberano”.
Con signos de fatiga y una tos seca de tanto hablar desde que asumió su cargo el 22 de junio, el cual ejercerá hasta agosto de 2013, Franco, de 49 años y médico cardiólogo de profesión, comentó que a las 5 de la mañana inicia su tarea gubernativa que se extiende hasta las 11 de la noche.
Uno de los principales causantes del agotamiento de Franco bien podría ser producto de tensión por las posturas asumidas por países miembros de los bloques de integración regional como Unasur —entre ellos Venezuela y Ecuador— y Mercosur, que acusan al gobierno de producir un quiebre democrático. Ambos bloques marginaron a Paraguay de sus cumbres realizadas esta semana en Mendoza, Argentina.
Una de las sanciones del Mercosur podría ser la expulsión de Paraguay del bloque, lo que Franco señala sería una “ilegalidad”. Casi exasperado por repetirlo, expresa con énfasis: “Esta es nuestra constitución. Es nuestro estado de derecho y aquí se hizo absolutamente ajustado (a) las leyes y con una decisión política casi unánime”, refiriéndose a la votación en la que sólo cuatro senadores votaron por la absolución de Lugo y 39 por su condena.
Franco dice que la situación internacional es preocupante, pero que lo tranquiliza que “todos los países ya confirmaron que en ningún caso habría sanción económica” y que espera ansioso la visita del secretario general de la OEA José Miguel Insulza, quien llegaría a Paraguay el domingo con una misión para investigar los hechos acontecidos.
Desde su primer día en el cargo, Franco dijo querer acercarse a Lugo para que lo ayude a revertir la desaprobación de algunos países al nuevo gobierno. Pero Lugo, quien primeramente aceptó su destitución pero al día siguiente declaró que era ilegítima, dijo que no tiene intenciones de colaborar con su gobierno e instó a la ciudadanía a resistir pacíficamente.
“Lamento profundamente la intención de Lugo de querer soliviantar a la ciudadanía”, dijo Franco al respecto, aunque reiteró su deseo de contar con el apoyo de su ex jefe. “Hay presencia permanente en el palacio, como nunca, de todos los sectores. Solamente falta Fernando. Ojalá que venga y se incorpore y que trabajemos juntos por el bien de Paraguay”.
Uno de los graves errores cometidos por el ex obispo durante su gobierno fue no haber siquiera empezado a cumplir la que fuera su promesa eje de campaña, la postergada reforma agraria, un problema que lleva a organizaciones campesinas a invadir tierras privadas.
Pero Franco sostiene que no cometerá la misma falta, pues será él quien haga realidad el primer paso para concretar la promesa tan anhelada. “En 14 meses vamos a entregar al país un catastro y un censo. La gente va a saber qué cantidad de tierra tenemos, se van a desmitificar una serie de aseveraciones que no tienen respaldo científico, para poder aclarar algunos prejuicios que hay en el Paraguay, como que el 2 % de la población tiene el 80% de la tierra”.
Franco dice que a casi una semana de la destitución de Lugo, el Paraguay vive en armonía, y que en las calles siente la aceptación de la gente que le demuestra cariño con sus saludos y bocinazos, y que la imagen de inestabilidad que algunos medios proyectan internacionalmente está alejada de la realidad.
Con mucho optimismo afirma que hay un 100% de aceptación de su gobierno y que “el ambiente en el Paraguay… es el mejor de los últimos tiempos”.