Tras ser condenado por su participación en once atentados en los que murieron 25 personas, el etarra José Ignacio de Juana Chaosdejó Irlanda del Norte en 2010 para evitar una extradición hacia España. Según denuncia el diario El Mundo en un artículo de Ángeles Escriva, su destino fue Venezuela, donde aparentemente él y su esposa esperan un hijo.
A continuación el artículo completo.
El etarra José Ignacio de Juana Chaos, prófugo de la Justicia española desde 2008, y su esposa, Irati Aranzabal, serán padres antes de que acabe el año en Venezuela. Como ocurre ahora, él también mantuvo un pulso con el Gobierno al protagonizar en 2006 una seguidísima huelga de hambre.De Juana será padre dentro de cuatro o cinco meses en Venezuela, país al que huyó en 2010 para evitar ser extraditado a España por los tribunales deIrlanda del Norte. El etarra está casado con Irati Aranzabal, la joven que iba a visitarle al hospital y con la que fue sorprendido en la ducha durante la supuesta huelga de hambre con la que chantajeó en 2006 al Gobierno para conseguir la libertad.El pulso que De Juana mantuvo con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no es exactamente igual al que ahora sostiene el preso Josu Uribetxeberria Bolinaga con el de Mariano Rajoy, pero sí coinciden en una característica esencial: los dos fueron utilizados por ETA y su entorno para presionar al Gobierno.En 2006 fue para jugar duro en plena negociación y, ahora, para presentar la presumible puesta en libertad de Bolinaga como una victoria política, para rentabilizar la situación desde el punto de vista estratégico y para instar al Ejecutivo a dar pasos en materia penitenciaria.De hecho, el nombre de los dos terroristas ya fue puesto sobre la mesa de la negociación entre los enviados de ETA y del Ejecutivo en aquellos días de 2006. Para Bolinaga, la organización terrorista pidió la libertad porque, ya entonces, estaba enfermo de cáncer. Para De Juana, porque los etarras consideraban que su condena había sido prolongada de forma arbitraria.En la reunión mantenida tras el robo de armas de octubre de 2006 en Vauvert (Francia), en plena tregua, los enviados de la banda recordaron a los del Ejecutivo que estaban incumpliendo un compromiso de libertad que habían adquirido en septiembre, un mes antes. «Todo está bloqueado por el momento. El robo ha bloqueado situaciones que se podrían encauzar. Hemos quitado al fiscal del caso porque se negaba a rebajar la petición de prisión de cuatro a dos años que posibilitaría su libertad», vinieron a responder los representantes del Gobierno. «Pero Iñaki de Juana ha abandonado la huelga de hambre. Nosotros hemos cumplido nuestra parte. Si no sale en libertad, ETA, que no acepta esta situación, obrará en consecuencia», contestaron los etarras.Y porque, simplemente, les venía bien su uso como instrumento de chantaje porque en ninguno de los dos casos la situación fue preparada de antemano. José Ignacio de Juana Chaos se encontraba al margen de ETA cuando se puso en huelga de hambre en agosto de 2006. La organización terrorista y su brazo político ocultaron esa protesta durante 11 días, pero, cuando trascendió, la rentabilizaron sacando a la calle a los terroristas especializados en atentados de violencia callejera.De Juana Chaos fue condenado por su participación en 11 atentados en los que fueron asesinadas 25 personas. Tras pasar 17 años en la cárcel, la aplicación del Código Penal del 1973 iba a provocar su excarcelación en 2004, pero la Audiencia Nacional la impidió al anular por improcedentes unos meses de redención que le habían sido concedidos «por su rendimiento intelectual» y por haber realizado «un curso de redacción y del arte de escribir».Durante ese tiempo de prolongación, el juez Fernando Grande-Marlaska le procesó por pertenencia a banda armada y amenazas terroristas -delitos cuya condena podía oscilar entre cuatro y 14 años- por el contenido de dos cartas que había escrito a Gara en 2004. Una de ellas, aludiendo a la entonces directora general de Prisiones, Mercedes Gallizo.
Después de que el Supremo rebajase la pena a tres años, el Gobierno lo trasladó al hospital Donostia en San Sebastián donde volvió a abandonar la huelga de hambre. Fue clasificado en segundo grado penitenciario y se le aplicó, en una decisión administrativa sin precedentes, el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que le ponía en libertad.De Juana inició una huelga de hambre, fue alimentado de manera forzosa por los médicos y fue trasladado a Madrid. El 8 de octubre de 2006, abandonó su protesta pero, tras confirmarse en noviembre que la Audiencia lo condenaba a 12 años, volvió al ayuno.Regresó a prisión cuando acabó la tregua y, una vez cumplidos 21 años en la cárcel, salió y huyó a Irlanda cuando supo que había otro requerimiento contra él por un posible enaltecimiento del terrorismo por una carta leída en el homenaje que se organizó con motivo de su salida.Durante todo ese tiempo estuvo acompañado por Irati Aranzabal, con la que se casó en febrero de 2008 en la prisión de Aranjuez.Especialmente polémico fue el episodio denunciado por este periódico en el que se relataba que, además de alimentarse con jamón de York y barritas energéticas simulando una huelga de hambre que difundió internacionalmente mediante fotografías que fueron publicadas en medios británicos, su contacto con su entonces novia era más frecuente de lo reglamentario y en situaciones íntimas poco creíbles si realmente se hubiese encontrado en el estado de debilidad que aseguraba padecer.Los dos escaparon a Irlanda, donde él intentó trabajar de taxista infructuosamente: las autoridades le denegaron el permiso cuando se dieron cuenta de que había mentido y ocultado expresamente su pasado delictivo.Cuando, tras un proceso trabajoso, fue concedida su extradición a España,De Juana había desaparecido y se había trasladado a Venezuela, según diversas fuentes consultadas. En este país vive una numerosa colonia de etarras, entre los que destaca Arturo Cubillas, quien ha facilitado su estancia en el país caribeño a los miembros de ETA que, o bien residen allí, o por diferentes motivos se han trasladado hasta la república bolivariana.
El Mundo,
Ángeles Escriva
Ángeles Escriva