Familias de bajos recursos del barrio de Iztapalapa, uno de los más violentos de México DF,decidieron este año cambiar sus viejos rifles, pistolas, granadas y escopetas por computadoras portátiles, bicicletas, despensas o dinero, a través de un programa gubernamental.
Ancianos, jóvenes, amas de casa e incluso niños acuden desde temprana hora al centro de canje, ubicado en el Santuario del Señor de la Cuevita, en el oriente de la capital, para recibir los beneficios del programa "Por tu familia, desarme voluntario".
La campaña, iniciada el 24 de diciembre y que se extenderá hasta el último día del año, es promovida por las autoridades capitalinas, la Iglesia Católica y el Ejército Mexicano, con la finalidad de desarmar a la población para evitar tragedias que lamentar.
"Estoy aquí porque quiero una tablet para mis niñas como regalo de Reyes; seguro que eso me dará más utilidad que tener esta cosa (una pistola artesanal) que solamente puede causar daño y me podría meter en problemas si un día me la encuentran los policías", dijo Soledad Núñez, un ama de casa.
Núñez fue este jueves al centro de canje con sus tres pequeñas hijas a "desprenderse de un objeto de gran valor sentimental", ya que perteneció a su marido, pero al mismo tiempo "convencida de que "el no tener esta arma en casa me dará mayor tranquilidad".
Desde que se inició el programa, un total de 220 armas han sido canjeadas; de ellas este jueves fueron entregadas 78 armas cortas, 30 largas y ocho granadas.
Funcionarios del Gobierno de Ciudad de México y del barrio de Iztapalapa son los encargados de entregar bicicletas, tablets, provisiones de comida y dinero en efectivo, que dependiendo del estado del arma puede ir del equivalente de 40 hasta 480 dólares.
El papel del Ejército es recabar las armas para su posterior destrucción.
"El pago se establece de acuerdo a un tabulador según el estado del arma", explicó a la prensa el capitán segundo de Materiales de Guerra de la Secretaría de la Defensa Nacional, Ángel Ramírez.
Aclaró que como parte del programa, a las personas que se les recibe el arma no se les cuestiona su procedencia y utilización, pese a que muchas de las piezas recibidas sólo están autorizadas para uso de las Fuerzas Armadas.
El objetivo, insistió, es "promover la cultura de prevención", es decir, suprimir los riesgos que representan las armas por la posibilidad de ser manipuladas por personas que desconocen su funcionamiento, especialmente menores de edad, y su posible uso con fines delictivos.
En el mismo centro de canje existe otro módulo especial en el que los niños pueden cambiar sus armas de juguete por otros objetos no violentos como carros y helicópteros a control remoto, muñecas y pelotas.
El barrio de Iztapalapa, con más de dos millones de habitantes, es uno de los más violentos y con mayor incidencia delictiva de la capital mexicana.
EFE