El Gobierno chipriota propuso el martes librar a los pequeños ahorradores de un polémico impuesto a los depósitos bancarios, en un intento de conseguir el apoyo parlamentario a un rescate internacional que evite la suspensión de pagos y un colapso bancario.
A pesar de ello, se espera que los parlamentarios rechacen un impuesto sin precedentes, dijo un portavoz gubernamental, lo que hundiría a uno de los estados más pequeños de Europa en un desamparo financiero con consecuencias potencialmente graves para el resto de la atribulada eurozona.
El anuncio realizado el fin de semana de que Chipre rompería con la tradición e impondría un impuesto sobre los depósitos bancarios como parte de un rescate europeo de 10.000 millones de euros (13.000 millones de dólares) desató la ira de los chipriotas y una turbulencia en los mercados financieros europeos.
Sorprendidos por las reacciones y temiendo el rechazo del Parlamento chipriota, los ministros de Finanzas de la eurozona urgieron el lunes a Nicosia a evitar gravar las cuentas con menos de 100.000 euros - que tenían garantizados los depósitos según la legislación europea - y a obtener los 5.800 millones de euros que le exigen con un impuesto más elevado a las cuentas más altas.
Sin embargo, el Gobierno chipriota solo tomó parcialmente esta recomendación. Un proyecto de ley visto por Reuters exime a las cuentas con menos de 20.000 euros, cobra un 6,75 por ciento a las de entre 20.000 y 100.000 euros y mantiene el 9,9 por ciento a los que superan esa cifra.
El presidente del banco central de Chipre dijo que la nueva estructura obtendría una cantidad menor a la exigida por los socios comunitarios y el Fondo Monetario Internacional como contribución para rescatar a su maltrecho sector financiero.
No está claro cómo pretendía el Gobierno compensar esa falta de ingresos, pero el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, afirmó que la eurozona no prestará más fondos a Chipre porque si no la deuda sería inmanejable.
"Por encima de 10.000 millones de euros estamos entrando en una deuda de un tamaño que no es sostenible", dijo Moscovici a los periodistas en París.
Igualmente, es poco probable que la propuesta reciba el visto bueno del Parlamento de 56 diputados, en el que ningún partido tiene mayoría, y ni siquiera estaba claro que fuera a celebrarse una votación si los dirigentes políticos estaban seguros de que se iba a rechazar.
"Parece que no se va a aprobar", dijo el portavoz del Gobierno chipriota Christos Stylianides, en la radio estatal.
Se esperaba una reunión de la Cámara de Representantes para las 16:00 GMT. Si la medida se rechazara, bloquearía de modo efectivo el rescate que Chipre necesita para mantener a sus bancos a flote y para pagar los salarios de los funcionarios y los servicios sociales.
La votación del martes estaba prevista inicialmente para el domingo. Tres partidos han dicho ya que no van a apoyar el impuesto, mientras que un cuarto que está en la coalición de gobierno ha dicho que no puede apoyarlo tal y como está.
"Si votan a favor de este impuesto, afrontarán la furia de la gente", dijo Markos Economou, un profesor de física de 47 años y padre de dos hijos. "Los bancos y los políticos deberían pagar por este lío, no la gente".
El impuesto no solo afectará a los chipriotas sino a los miles de europeos y rusos con intereses comerciales en la isla. El presidente ruso, Vladimir Putin, lo calificó de "injusto, poco profesional y peligroso".
El presidente chipriota, Nicos Anastasiades, pidió más ayuda a la canciller alemana, Angela Merkel, el lunes por la noche en una conversación telefónica.
Aunque Anastasiades dijo que estaba listo para cumplir lo que se acordó en una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro la semana pasada, "insistió en que los socios de la UE ofrezcan ayuda adicional", dijo Stylianides a la radio estatal.
Stylianides dijo que Anastasiades probablemente también hablará con Putin durante el día.
Bruselas ha hecho hincapié en que la medida es un hecho extraordinario en un país que representa tan sólo el 0,2 por ciento de la producción europea, pero ha aumentado el temor a que los ahorristas en otros países europeos de mayor tamaño se pongan nerviosos y retiren sus depósitos bancarios.
REUTERS