Han sido necesarios más de 20 años para que en Brasil se hiciera justicia sobre la masacre en la cárcel de Carandiru de São Paulo en la que acabaron muertos 111 presos a manos de la policía militar en un intento de detener una rebelión interna el 2 de octubre de 1992.
Los primeros 23 policías militares juzgados han sido condenados por un jurado popular a 156 años de cárcel cada uno relacionados con los 13 asesinatos de que eran acusados por los otros tantos muertos del primer pabellón bajo su responsabilidad aquel día ,y por haber impedido entonces la defensa de los presos.
La polémica sobre la matanza de Carandiru, una cárcel que ya ha sido demolida donde se hacinaban cientos de presos más de los permitidos, se ha arrastrado todos estos años. Se ha discutido la verdadera responsabilidad de aquellos policías que fueron llamados para detener la violencia de la rebelión.
Según la defensa, los verdaderos responsables, los que deberían estar hoy en el banquillo son los políticos y militares que dieron aquella mañana la orden de intervenir, ya que los policías solo habrían cumplido órdenes.
Al revés, la acusación ha insistido en que absolver a los policías militares “habría sido una bofetada a los policías buenos”, dando a entender que los condenados de hoy ultrapasaron sus funciones de evitar daños mayores durante la rebelión y acabaron produciendo 111 muertes.
El fiscal Márcio Friggi llegó a leer la letra de una canción de Caetano Veloso sobre aquella matanza y que reza así: “Eran 111 presos indefensos, y los presos son casi todos negros. O casi negros, o casi blancos, casi negros de tan pobres. Y los pobres son como podres y todos saben cómo se trata a los negros”.
Fue también presentado al jurado una escena del film que Hector Babenco rodó sobre aquel terrible episodio que conmovió a todo el país.
Uno de los policías condenado, Paulo Esvão, estaba ya acusado de haber llevado a cabo 23 muertes más.
Como es sabido, la policía de Brasil está considerada como una de las que más matan del mundo, bajo la excusa de que para la gente de la calle “el mejor delincuente es el delincuente muerto”.
Falta aún todo un rosario de policías acusados de aquellas muertes, pero que serán juzgados por grupos, con espacios de varios meses.
Existe el temor de que parezca una caza a los policías. De ahí que los abogados ya han anunciado que los 23 condenados podrán recurrir la sentencia en régimen de libertad.
EL PAIS