Las viejas y las nuevas promesas de Venezuela serán el eje de la VIII cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Petrocaribe que este sábado se reúnen en Managua, Nicaragua. En la reunión más reciente del bloque, realizada en mayo pasado en Caracas, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propuso el establecimiento de una zona económica especial entre los 18 países que conforman el bloque, y se comprometió a mantener el suministro de petróleo a precios preferenciales a sus socios, aún a pesar de la crisis económica que atraviesa Venezuela. Además de discutir la viabilidad del nuevo plan, algunos miembros, como Jamaica, pedirán cuentas sobre acuerdos firmados en años anteriores, como el que estipula la refacción de antiguas refinerías de crudo, que aún no han comenzado a ejecutarse.
Petrocaribe fue uno de los planes de integración regional dilectos del difunto presidente venezolano Hugo Chávez. El bloque fue fundado en 2005 con la idea de proveer petróleo venezolano a sus socios, bajo condiciones especiales de financiamiento. Gracias a este esquema, los miembros de Petrocaribe tienen la posibilidad de pagar por cuotas y a muy bajo interés los suministros de crudo que reciben: el 40% de las facturas debe pagarse en 90 días, en efectivo o en mercancías que ayudan a suplir las necesidades de importación de Venezuela, como frijoles, carne o azúcar; y el resto de la deuda puede ser cancelada entre 17 y 25 años, con dos de gracia, y al 1% de interés, en caso de que el precio del barril supere los 40 dólares.
Desde 2005, Venezuela ha enviado unos 232 millones de barriles de petróleo a los miembros de Petrocaribe y éstos acumulado una deuda con Caracas que supera los 20.000 millones de dólares, según cifras del Banco Central de Venezuela. República Dominicana es uno de los países que acumula más facturas, por el orden de los 3.000 millones de dólares. Además de Venezuela, participan de esta alianza Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam.
Más del 80% de los productos que consume Venezuela son importados y es allí donde varios países del Caribe han visto una oportunidad. Solo en 2012, las importaciones venezolanas de alimentos aumentaron en 58% y superaron los 8.000 millones de dólares, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, mientras la producción local disminuyó en igual proporción. Entre los socios de Petrocaribe, Guyana, por ejemplo, paga los 5.200 barriles de petróleo que recibe al año con el envío de medio millón de toneladas de arroz. Y el plan es que los envíos de abarrotes aumenten con el establecimiento de la zona económica especial. “La ampliación a una zona económica es un salto superior. El principio de integración latinoamericana va a incorporar el pago con productos, debido a que Venezuela no produce lo que come”, ha dicho, a propósito de la cumbre de Managua, el presidente de la comisión de relaciones exteriores del Parlamento de Nicaragua, Jacinto Suárez.
Pero Caracas enfrenta una grave crisis de liquidez y ya no está en capacidad de pagarlo todo. Los ingresos por concepto de exportaciones petroleras, que financian más del 60% del presupuesto venezolano, han disminuido por causa de la caída de la producción y del endeudamiento de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). La cesta venezolana también se ha ido depreciando paulatinamente: esta semana cerró con un precio promedio de 98,99 dólares por barril, 2,8 dólares menos que la semana pasada; en 2012, en cambio, el precio promedio por barril fue de 103,42 dólares.
Para prever un posible cese de abastecimiento de petróleo por parte de Venezuela, algunos de los países caribeños que asistirán este sábado a la cumbre, como Barbados, Jamaica y Bahamas, ya han comenzado a diversificar sus fuentes de energía y a explorar nuevos yacimientos de petróleo en alta mar. Para ello cuentan con el interés de Estados Unidos y China en el desarrollo de nuevas fuentes energéticas en la zona. “No hay un grupo de naciones mejor situadas que las naciones del Caribe para aprovechar las posibilidades de las energías renovables. Sabemos que muchas naciones caribeñas pagan tres veces más por la energía que nosotros. Estados Unidos y otros países estamos trabajando en esto, buscando inversiones y conexiones regionales”, dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Jon Biden, cuando visitó Trinidad y Tobago a fines de mayo para firmar nuevos acuerdos con los países de la Comunidad del Caribe (Caricom). En la misma semana, el presidente chino, Xi Jinping, visitó también Puerto España para acordar nuevas inversiones en la producción trinitaria de gas y petróleo.
En vida, el presidente Chávez prometió construir obras –complejos industriales, refinerías, escuelas—en casi cada uno de los países miembros de Petrocaribe y en la cumbre de este sábado, Venezuela también deberá responder por esas cuentas. El Gobierno de Jamaica, por ejemplo, tiene el propósito de lograr un compromiso “firme” de Caracas para la modernización y ampliación de la refinería de Petrojam, a la que se comprometió en 2006. “Hemos estado hablando mucho tiempo acerca de la actualización de esta refinería, que ha estado produciendo para nosotros por cerca de 40 años. Ahora estamos en un camino más firme, sobre todo porque el nuevo presidente de Venezuela ha asumido sus funciones, para seguir adelante con algunas de las cosas que no se hicieron en los últimos cinco años, incluyendo la expansión y modernización de la refinería”, ha dicho a la prensa local el ministro jamaiquino de energía y minas, Phillip Paulwell. Por asuntos pendientes como éste y por las nuevas condiciones económicas de Venezuela, esta podría convertirse en una cumbre con vista al abismo.
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