La Batalla del Vino, declarada de Interés Turístico Nacional, se ha celebrado este año, por primera vez, en las campas de acceso a los Riscos de Bilibio, donde se ubica la ermita de San Felices, patrón de Haro, debido a un desprendimiento en este enclave.
Unos 130 mil litros de vino se han arrojado como munición en la Batalla del Vino de Haro, a la que han asistido unos 9 mil romeros.
La coincidencia en fin de semana y el buen tiempo han contribuido al éxito de la batalla, en la que los romeros han arrojado el vino con botas, botellas, sulfatadoras, calderos, pistolas de agua y todo lo imaginable que pueda albergar líquido.
La Batalla del Vino conmemora una vieja tradición en la que las autoridades y los miembros de la Cofradía de San Felices colocan el pendón de la ciudad de Haro para dejar claro que los Riscos de Bilibio es un estratégico lugar que pertenece a los jarreros.
La tradición se remonta a los pleitos entre los vecinos de Haro y los de la vecina ciudad burgalesa de Miranda de Ebro por la posesión de los Riscos, cuya propiedad, según una sentencia del Reino de Castilla de 1290, tiene que reivindicar Haro cada 29 de junio, festividad de San Pedro, ya que, de no hacerlo, pasaría a posesión del municipio mirandés.
La Batalla del Vino conmemora una vieja tradición en la que las autoridades y los miembros de la Cofradía de San Felices colocan el pendón de la ciudad de Haro para dejar claro que los Riscos de Bilibio es un estratégico lugar que pertenece a los jarreros.
La tradición se remonta a los pleitos entre los vecinos de Haro y los de la vecina ciudad burgalesa de Miranda de Ebro por la posesión de los Riscos, cuya propiedad, según una sentencia del Reino de Castilla de 1290, tiene que reivindicar Haro cada 29 de junio, festividad de San Pedro, ya que, de no hacerlo, pasaría a posesión del municipio mirandés.
EFE