El Gobierno argentino aseguró este lunes que no está en riesgo su capacidad de administrar el país, un día después de sufrir una dura derrota en unos comicios legislativos que dejaron a la convaleciente presidenta Cristina Fernández sin chances de reelección y dieron inicio a una compleja transición política.
Pero, la derrota electoral y la ausencia de la mandataria mientras se recupera de una cirugía en el cráneo llenaron de incertidumbre el panorama político en el país. La coalición que respalda a Fernández perdió el domingo en los principales distritos del país, incluida la clave provincia de Buenos Aires, mostrando el descontento de los votantes por la alta inflación, una prohibición para ahorrar en moneda extranjera y la creciente inseguridad.
Funcionarios oficiales le restaron dramatismo al resultado de las elecciones, destacando que el Gobierno y sus aliados seguirán manteniendo la ajustada mayoría que les permite tener quórum propio en el Congreso.
"(Esto) nos da una fortaleza legislativa importante para culminar con este mandato de cuatro años que tiene la presidenta Cristina Fernández de Kirchner", dijo a una radio el ministro de Defensa, Agustín Rossi.
Pero hay analistas que esperan que el Gobierno empiece a perder aliados y algunos diputados oficialistas comiencen lentamente a emigrar hacia bloques opositores, dentro del habitual ejercicio local de transfuguismo político cuando un mandatario no tiene posibilidades de ser reelegido.
La ausencia de Fernández, mientras se recupera de una cirugía que le realizaron hace tres semanas para drenarle un hematoma cerebral, genera dudas sobre la gobernabilidad del país en el corto plazo. Su hijo dijo el domingo que no sabía cuándo volverá a asumir sus funciones aunque sus médicos le prescribieron licencia hasta la próxima semana.
El vicepresidente Amado Boudou asumió temporalmente la jefatura del Estado. Pero su poder es simbólico y el gabinete comenzó a exteriorizar una puja interna sobre quién debe tomar las decisiones ante la ausencia de Fernández, especialmente las económicas.
La mandataria, que también sufre una afección cardíaca de la que no se tienen muchos detalles, profesa un estilo de Gobierno en el que ella concentra todas las decisiones.
"Nadie sabe dónde esta el poder hoy, quién lo tiene. Ahora el eje de gobernabilidad en el corto plazo pasa por saber cuándo vuelve la presidenta y por dónde pasa el eje del poder hoy", dijo la analista política Mariel Fornoni.
Un puñado de ministros y altos funcionarios con visiones disímiles que van desde el nacionalismo económico hasta el libremercadismo son los encargados de asesorar a la mandataria en economía.
La lista incluye al Ministro de Economía, Hernán Lorenzino; su viceministro Axel Kicillof; el poderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno; el jefe del ente recaudador, Ricardo Echegaray; y la presidenta del Banco Central, Mercedez Marcó del Pont.
Pero, la derrota electoral y la ausencia de la mandataria mientras se recupera de una cirugía en el cráneo llenaron de incertidumbre el panorama político en el país. La coalición que respalda a Fernández perdió el domingo en los principales distritos del país, incluida la clave provincia de Buenos Aires, mostrando el descontento de los votantes por la alta inflación, una prohibición para ahorrar en moneda extranjera y la creciente inseguridad.
Funcionarios oficiales le restaron dramatismo al resultado de las elecciones, destacando que el Gobierno y sus aliados seguirán manteniendo la ajustada mayoría que les permite tener quórum propio en el Congreso.
"(Esto) nos da una fortaleza legislativa importante para culminar con este mandato de cuatro años que tiene la presidenta Cristina Fernández de Kirchner", dijo a una radio el ministro de Defensa, Agustín Rossi.
Pero hay analistas que esperan que el Gobierno empiece a perder aliados y algunos diputados oficialistas comiencen lentamente a emigrar hacia bloques opositores, dentro del habitual ejercicio local de transfuguismo político cuando un mandatario no tiene posibilidades de ser reelegido.
La ausencia de Fernández, mientras se recupera de una cirugía que le realizaron hace tres semanas para drenarle un hematoma cerebral, genera dudas sobre la gobernabilidad del país en el corto plazo. Su hijo dijo el domingo que no sabía cuándo volverá a asumir sus funciones aunque sus médicos le prescribieron licencia hasta la próxima semana.
El vicepresidente Amado Boudou asumió temporalmente la jefatura del Estado. Pero su poder es simbólico y el gabinete comenzó a exteriorizar una puja interna sobre quién debe tomar las decisiones ante la ausencia de Fernández, especialmente las económicas.
La mandataria, que también sufre una afección cardíaca de la que no se tienen muchos detalles, profesa un estilo de Gobierno en el que ella concentra todas las decisiones.
"Nadie sabe dónde esta el poder hoy, quién lo tiene. Ahora el eje de gobernabilidad en el corto plazo pasa por saber cuándo vuelve la presidenta y por dónde pasa el eje del poder hoy", dijo la analista política Mariel Fornoni.
Un puñado de ministros y altos funcionarios con visiones disímiles que van desde el nacionalismo económico hasta el libremercadismo son los encargados de asesorar a la mandataria en economía.
La lista incluye al Ministro de Economía, Hernán Lorenzino; su viceministro Axel Kicillof; el poderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno; el jefe del ente recaudador, Ricardo Echegaray; y la presidenta del Banco Central, Mercedez Marcó del Pont.
REUTERS