Los seis surcoreanos repatriados por Corea del Norte entraron en el país comunista voluntariamente para rehacer su vida y uno de ellos volvió con los restos mortales de su mujer, informó hoy el diario local Chosun.
Estos seis ciudadanos que Corea del Norte, en un gesto histórico sin precedentes, repatrió el pasado viernes habían accedido al país entre 2009 y 2012 con la esperanza de comenzar una nueva vida tras experimentar dificultades económicas o personales en el Sur.
Antes de su llegada al Norte, la mayoría de los implicados, de entre 27 y 67 años, había manifestado su afinidad al régimen de Kim Jong-un a través de internet y esperaba una cálida bienvenida en el país vecino, revelaron las autoridades surcoreanas.
Sin embargo, durante su estancia en Corea del Norte los seis surcoreanos tuvieron que enfrentarse a continuos interrogatorios y permanecieron internados en campos de prisioneros, indicaron fuentes de Seúl a medios locales.
La versión de Pyongyang es que los repatriados fueron "perdonados" por las autoridades del régimen tras admitir supuestos "crímenes" y mostrar su arrepentimiento, según la agencia estatal norcoreana KCNA.
Los medios surcoreanos revelaron además que uno de los prisioneros volvió a Corea del Sur con los restos mortales de su esposa, a la que supuestamente estranguló como parte de un pacto de suicidio, aunque finalmente el marido nunca llegó a quitarse la vida.
En cuanto a la entrada ilegal al país vecino de los repatriados, según las autoridades de Seúl éstos accedieron desde China cruzando los ríos fronterizos Yalu y Tumen cuando estaban congelados o saltando a ellos y nadando hasta la orilla norcoreana desde barcos turísticos chinos.
La Fiscalía surcoreana ha presentado una orden de arresto contra los implicados por acceder a Corea del Norte sin autorización, una acción que violaría la Ley de Seguridad Nacional de Seúl.
La tarde del viernes los seis surcoreanos fueron repatriados a través de la militarizada Aldea de la Tregua de Panmunjom en la frontera del paralelo 38 que divide a ambas Coreas, en un gesto humanitario sin precedentes.
Expertos locales creen que la repatriación puede contribuir a la mejora de las relaciones entre Norte y Sur, que actualmente permanecen estancadas después de que ambos lados experimentaran una prometedora fase de distensión durante el verano.
EFE
Estos seis ciudadanos que Corea del Norte, en un gesto histórico sin precedentes, repatrió el pasado viernes habían accedido al país entre 2009 y 2012 con la esperanza de comenzar una nueva vida tras experimentar dificultades económicas o personales en el Sur.
Antes de su llegada al Norte, la mayoría de los implicados, de entre 27 y 67 años, había manifestado su afinidad al régimen de Kim Jong-un a través de internet y esperaba una cálida bienvenida en el país vecino, revelaron las autoridades surcoreanas.
Sin embargo, durante su estancia en Corea del Norte los seis surcoreanos tuvieron que enfrentarse a continuos interrogatorios y permanecieron internados en campos de prisioneros, indicaron fuentes de Seúl a medios locales.
La versión de Pyongyang es que los repatriados fueron "perdonados" por las autoridades del régimen tras admitir supuestos "crímenes" y mostrar su arrepentimiento, según la agencia estatal norcoreana KCNA.
Los medios surcoreanos revelaron además que uno de los prisioneros volvió a Corea del Sur con los restos mortales de su esposa, a la que supuestamente estranguló como parte de un pacto de suicidio, aunque finalmente el marido nunca llegó a quitarse la vida.
En cuanto a la entrada ilegal al país vecino de los repatriados, según las autoridades de Seúl éstos accedieron desde China cruzando los ríos fronterizos Yalu y Tumen cuando estaban congelados o saltando a ellos y nadando hasta la orilla norcoreana desde barcos turísticos chinos.
La Fiscalía surcoreana ha presentado una orden de arresto contra los implicados por acceder a Corea del Norte sin autorización, una acción que violaría la Ley de Seguridad Nacional de Seúl.
La tarde del viernes los seis surcoreanos fueron repatriados a través de la militarizada Aldea de la Tregua de Panmunjom en la frontera del paralelo 38 que divide a ambas Coreas, en un gesto humanitario sin precedentes.
Expertos locales creen que la repatriación puede contribuir a la mejora de las relaciones entre Norte y Sur, que actualmente permanecen estancadas después de que ambos lados experimentaran una prometedora fase de distensión durante el verano.
EFE