Conozca lo que el rostro de Madonna esconde
La reina del pop es – salvando las distancias – como Ana Rosa Quintana: una mujer dispuesta a seguir cumpliendo años sin que se note en su rostro. Y sin sucumbir al bisturí (bueno, tal vez alguna microcirugía, un minilifting…). Tener piel de una veinteañera con media centuria a tus espaldas (Madonna tiene 55 años) solo es posible: a) si duermes en una marmita llena de bótox, multivitaminas y agua de Lourdes, b) si tiras de talonario y te apuntas a todos los tratamientos rejuvenecedores del universo conocido. La señora Ciccone es más de esto último.
Lo mejor es que igual que confiesa machacarse haciendo deporte, tampoco oculta muchos de sus secretos de belleza. Si Robbie Williams confiesa maquillarse como una puerta ante de subirse a un escenario, Madonna, que le saca unos cuantos años, va más allá y reconoce se pega una sesión de masaje facial con oxígeno hiperbárico antes de cada directo. De hecho, en sus giras, su masajista facial y la consabida máquina son dos elementos imprescindibles. No hay agujas ni duele. El tratamiento se realiza con un aparato que produce oxígeno puro al 98% al que se somete a presión hiperbárica para que pueda penetrar mejor en las capas profundas de la piel. De paso se acompaña con un cóctel de vitaminas y ácido hialurónico que en cuanto dejan de estar achuchados por la presión se expanden y generan un efecto flash inmediato. Como si acabara de volver de vacaciones. Victoria Beckham, Fergie, Miranda Kerr, Justin Timberlake o el hype del momento, Robin Thicke, no ponen el pie en un sarao sin hiperbarizarse la cara.
Pero el rostro de la ex de Guy Ritchie necesita algo más que vitaminas y hialurónicos. Una vez superados los cincuenta, los tejidos se relajan, el moflete tiende a caer y, salvo que lo remedies, huyas de la gravedad terrestre o la genética haya sido generosa contigo, hay que hacer algo con el descolgamiento facial. De nuevo, dos opciones: a) un lifting vía quirófano, b) algo que estire las mejillas igual pero sin bisturí. Y ahí entra en escena el Caci Quantum que produce microcorrientes de baja intensidad que reeducan a los músculos para que vuelvan a su posición original. “A su edad lo suyo es hacer un tratamiento de 15 sesiones, a razón de 3 por semana. Después, uno a los 15 días y otro a los 15 días siguientes. Hecho el tratamiento de choque, luego basta con una sesión de mantenimiento mensual”, apunta la especialista en estética Carmen Navarro.
Los mofletes carnosos de la cantante son una de sus señas de identidad. Se atribuye parte de su lozanía a la presencia de hilos tensores que evitan que el carrillo se desplome al pasar de los 40. Pero en los de Madonna hay bastante más. Esas mejillas tan escandalosamente voluptuosas propias de colegiala resultan bastante sospechosas a su edad. De ahí que en la pasada edición de Sound of Change su rostro fuera trending topic en Twitter. Basta echar un vistazo a su imagen esa noche para entenderlo: un rostro planchado, sin una arruga, gracias al consabido bótox que, a todas luces, había empleado a discreción. Una cara que, además, aparecía casi recauchutada a causa de los rellenos faciales reabsorbibles (ácido hialurónico, hidroxiapatita de calcio e incluso, su propia grasa).
Todos estos son métodos temporales: duran entre seis meses y año y medio, rellenan allá donde la piel pierde grosor y, poco a poco, el organismo los procesa y el vacío vuelve a apoderarse del rostro hasta que hay presupuesto para volver a rellenar. Aquella noche, al parecer, Madonna se había pasado con los rellenos faciales hasta el punto de parecer una señorona hinchada.
Otros expertos en poner a punto rostros de Hollywood señalan que Madonna también podría echar mano de diversos protocolos para perpetuar el aspecto inmaculado de su epidermis, sin granos, manchas o pequeñas venitas. De ello se encargarían algunos peelings con láser o la microdermoabrasión con zafiro u otros ingredientes abrasivos. Puede incluso que su amiga del alma Gwyneth Paltrow le haya recomendado una pasadita de Thermage, la radiofrecuencia milagrosa que pone a trabajar al colágeno como si estuviera en el rostro de una adolescente. Así se rellenan arrugas, se retensa el rostro y se afina el aspecto general.
Para terminar, teniendo en cuenta la disciplina espartana que lleva con respecto a su dieta y al entrenamiento físico, nadie duda que Madonna además será rigurosa con los cuidados faciales domésticos. Vamos, que antes muerta que acostarse sin desmaquillar y aplicar los potingues necesarios para que durante la noche los fibroblastos reparen su rostro cual Photoshop biológico. También es de dominio público que huye de los rayos solares como de la peste bubónica. Así se ahorra el fotoenvejecimiento, uno de los principales causantes de arrugas en nuestro mundo. Este gesto sí está al alcance de todas.
Lo mejor es que igual que confiesa machacarse haciendo deporte, tampoco oculta muchos de sus secretos de belleza. Si Robbie Williams confiesa maquillarse como una puerta ante de subirse a un escenario, Madonna, que le saca unos cuantos años, va más allá y reconoce se pega una sesión de masaje facial con oxígeno hiperbárico antes de cada directo. De hecho, en sus giras, su masajista facial y la consabida máquina son dos elementos imprescindibles. No hay agujas ni duele. El tratamiento se realiza con un aparato que produce oxígeno puro al 98% al que se somete a presión hiperbárica para que pueda penetrar mejor en las capas profundas de la piel. De paso se acompaña con un cóctel de vitaminas y ácido hialurónico que en cuanto dejan de estar achuchados por la presión se expanden y generan un efecto flash inmediato. Como si acabara de volver de vacaciones. Victoria Beckham, Fergie, Miranda Kerr, Justin Timberlake o el hype del momento, Robin Thicke, no ponen el pie en un sarao sin hiperbarizarse la cara.
Pero el rostro de la ex de Guy Ritchie necesita algo más que vitaminas y hialurónicos. Una vez superados los cincuenta, los tejidos se relajan, el moflete tiende a caer y, salvo que lo remedies, huyas de la gravedad terrestre o la genética haya sido generosa contigo, hay que hacer algo con el descolgamiento facial. De nuevo, dos opciones: a) un lifting vía quirófano, b) algo que estire las mejillas igual pero sin bisturí. Y ahí entra en escena el Caci Quantum que produce microcorrientes de baja intensidad que reeducan a los músculos para que vuelvan a su posición original. “A su edad lo suyo es hacer un tratamiento de 15 sesiones, a razón de 3 por semana. Después, uno a los 15 días y otro a los 15 días siguientes. Hecho el tratamiento de choque, luego basta con una sesión de mantenimiento mensual”, apunta la especialista en estética Carmen Navarro.
Los mofletes carnosos de la cantante son una de sus señas de identidad. Se atribuye parte de su lozanía a la presencia de hilos tensores que evitan que el carrillo se desplome al pasar de los 40. Pero en los de Madonna hay bastante más. Esas mejillas tan escandalosamente voluptuosas propias de colegiala resultan bastante sospechosas a su edad. De ahí que en la pasada edición de Sound of Change su rostro fuera trending topic en Twitter. Basta echar un vistazo a su imagen esa noche para entenderlo: un rostro planchado, sin una arruga, gracias al consabido bótox que, a todas luces, había empleado a discreción. Una cara que, además, aparecía casi recauchutada a causa de los rellenos faciales reabsorbibles (ácido hialurónico, hidroxiapatita de calcio e incluso, su propia grasa).
Todos estos son métodos temporales: duran entre seis meses y año y medio, rellenan allá donde la piel pierde grosor y, poco a poco, el organismo los procesa y el vacío vuelve a apoderarse del rostro hasta que hay presupuesto para volver a rellenar. Aquella noche, al parecer, Madonna se había pasado con los rellenos faciales hasta el punto de parecer una señorona hinchada.
Otros expertos en poner a punto rostros de Hollywood señalan que Madonna también podría echar mano de diversos protocolos para perpetuar el aspecto inmaculado de su epidermis, sin granos, manchas o pequeñas venitas. De ello se encargarían algunos peelings con láser o la microdermoabrasión con zafiro u otros ingredientes abrasivos. Puede incluso que su amiga del alma Gwyneth Paltrow le haya recomendado una pasadita de Thermage, la radiofrecuencia milagrosa que pone a trabajar al colágeno como si estuviera en el rostro de una adolescente. Así se rellenan arrugas, se retensa el rostro y se afina el aspecto general.
Para terminar, teniendo en cuenta la disciplina espartana que lleva con respecto a su dieta y al entrenamiento físico, nadie duda que Madonna además será rigurosa con los cuidados faciales domésticos. Vamos, que antes muerta que acostarse sin desmaquillar y aplicar los potingues necesarios para que durante la noche los fibroblastos reparen su rostro cual Photoshop biológico. También es de dominio público que huye de los rayos solares como de la peste bubónica. Así se ahorra el fotoenvejecimiento, uno de los principales causantes de arrugas en nuestro mundo. Este gesto sí está al alcance de todas.
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