La versión de uno de los vecinos del dueño del animal fue determinante, quien declaró que “un día fue a orinar detrás de un arbusto y descubrió al violador teniendo sexo salvaje con la cabra que no dejaba de llorar de dolor”.
Asimismo, un veterinario del lugar también certificó sobre el acto violento contra el animal.
A pesar que el hombre de 28 años pidió perdón y alegó que “tenía una esposa discapacitada que dependía de él”, la magistrada Muthoni Nzibe lo condenó a prisión por bestialismo o zoofilia.
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