Porque el Cholo lo vive. El Cholo lo siente. Porque a paciencia no ha habido quien le derrote ni a él ni a su equipo. El Atlético de Madrid escribe los mejores años de su historia de la mano de un guerrero con discurso: el del partido tras partido. Así ha alcanzado su décima Liga 18 años después de la última. Entre una y otra hay un nombre en común, el de Diego Pablo Simeone.
«Ya sabían lo que era yo, pero tenían que ver lo que fue pasando». Ese fue el mayor reto de Simeone cuando dijo sí al banquillo del Atlético en la Navidad de 2011. La hinchada rojiblanca conocía al jugador que se fue. Todavía le quedaba por descubrir al entrenador que maduró en el resto de su carrea como futbolista y en sus inicios como técnico en Argentina (Racing de Avellaneda, Estudiantes de la Plata, River Plate o San Lorenzo).
Los títulos alcanzados con Racing (Apertura 2006) y con River (Clausura 2008) eran su carta de presentación antes del regreso al Vicente Calderón. Volver a pisar su césped era un deseo que sabía cumpliría llegado el momento. «Quería que me buscaran por una situación concreta no por lo que fui». En menos de un año ya conquistó dos títulos en rojiblanco. La Liga 2014 ha premiado la regularidad de su trabajo. Ahora tiene ante sí la posibilidad de conquistar lo inexplorado: la primera Copa de Europa del club.
