El software terminará “devorando el
mundo”, ha asegurado Evan Henshaw-Plath, uno de los cofundadores de
Twitter, tras advertir que los experimentos científicos para manipular
emociones desde la red no son algo residual sino costumbre entre muchas
empresas de software para crear productos “aditivos”.
En una entrevista con Efefuturo, este informático estadounidense que
vendió su parte en Twitter por solo una miseria, en contraste con su
valor actual, participa en un taller sobre metodología “Lean”,
organizado por el Instituto para el Emprendimiento, en Madrid.
Henshaw-Plath, actualmente director general de NEO, empresa de
software, con clientes como General Electric, la autoridad gestora de
dominios ICANN o el grupo político “Podemos”, ha explicado que los
juegos y las prácticas de experimentación psicológica en internet no
están siendo cosa de unas pocas empresas tecnológicas sino de la inmensa
mayoría.
Facebook ha reconocido recientemente que ha realizado experimentos
científicos sobre el estado anímico de las personas a partir de perfiles
de sus usuarios; “cada día, cada minuto, en cada momento, la mayoría de
empresas de software realiza juegos psicosociales, de mayor o menor
envergadura, para conocer mejor las necesidades de la gente y
desarrollar así productos más innovadores”.
La globalidad de internet, con todas sus virtudes, aunque con
riesgos, ha dicho, está poniendo al alcance de cualquiera una infinidad
de datos y herramientas en tiempo real con los que investigar de forma
inmediata cualquier posible reacción social en todo el mundo.
Como con cualquier otro producto “adictivo”, también “las técnicas
que se están desarrollando por gran parte de la industria del software
buscan causar alteraciones químico-cerebrales para enganchar a los
usuarios”, ha añadido.
Bajo esa filosofía adictiva funcionan juegos tan populares como
“Angry Birds”, o servicios como Facebook y otras redes sociales, que
incitan al usuario a estar siempre pendiente de la pantalla del móvil.
La evolución del llamado “internet de las cosas”, con un mundo cada
vez más conectado y sensores por todas partes, podría desatar todavía
más este tipo de juegos de experimentación social en la red.
Asimismo afectará el “Big Data”, con el análisis “inteligente” de la
ingente cantidad de datos de libre acceso que circula por internet.
“El software terminará devorando el mundo”, ha insistido, y eso
impondrá cambios sociales contundentes, por ejemplo, en la forma de
recordar.
La tecnología permitirá cada vez más la identificación automática de
las imágenes de la cara de las personas en internet y su vinculación con
información personal asociada a ellas.
“Me preocupa mucho” que la sociedad no aprenda a olvidar a quienes
saldaron ya sus deudas con la Justicia por acciones delictivas del
pasado más lejano, accesibles eternamente desde internet.
Ha advertido de que la retirada de información en internet provocará
situaciones paradójicas: el borrado de contenidos puede delatar incluso
más que su presencia, “porque las sombras, los reflejos perduran siempre
en la web”.
La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre el
derecho al olvido motivada por el caso de un español que vio vulnerada
su privacidad en internet le parece “un buen paso” pero piensa que será
complicado aplicarla.