"Tenía en mente pegarla al palo largo, me salió fuerte y ya creía que entraba, pero vi a Bravo que la tocó con los dedos... Es un excelente portero y si está en el Barça es por algo". Lafita explicó con admiración hacia el guardameta chileno la parada imposible que le hizo Claudio Bravo en Getafe, una más en una Liga en la que está sumando puntos con sus intervenciones, evitando por lo menos que la distancia del Madrid sea mayor.
Líder destacado en el Trofeo Zamora 2014-15, con sólo 7 goles encajados en 15 jornadas (6 dianas menos que las 13 recibidas por el atlético Moyà), Bravo evitó que el Getafe se adelantara en el marcador a la media de hora de juego. Con el partido finalizado sin goles, su vuelo en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz tras el disparo de Lafita cobró más trascendencia. Madrid y Valencia han recibido 13 goles, como el Atlético, pero Iker y Diego Alves no lo han jugado todo.
En el penúltimo desplazamiento a Mestalla, Bravo ya había sido decisivo en la segunda parte con 0-0. Evitó el gol de Feghouli con el pie con una exhibición de reflejos en un contragolpe vertiginoso del Valencia. Y antes del 90' todavía reaccionó a tiempo de estirarse para desviar un zurdazo de Negredo tras resbalón de Mascherano. En el 93' marcó Sergio Busquets el 0-1, pero nada hubiese sido posible sin las paradas de Bravo.
"Hice lo que tengo que hacer"
Preguntado el sábado una y otra vez por la mano milagrosa con la que sacó el remate de Lafita, el chileno antepuso el éxito del colectivo al suyo individual: "Hice lo que tengo que hacer en la portería, intentar evitar que nos hagan goles, pero no estamos felices por haber sumado un punto, sino que nos vamos tristes porque queríamos ganar y nos queda un sabor muy amargo". Bravo piensa que en los próximos días el equipo debe meditar y pensar en las cosas que no hecho bien para corregirlas.
MD