El Estado Islámico (EI) ha saqueado y demolido la antigua ciudad asiria de Nimrud, situada a 30 kilómetros al sureste de Mosul, según ha denunciado el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Irak. La noticia, difundida en un comunicado a última hora del jueves, se produce apenas una semana después de que ese grupo terrorista difundiera un vídeo en el que alardeaba de la destrucción de estatuas milenarias en el museo de Mosul y de dos toros alados en una de las entradas a la antigua Nínive, en las afueras de esa ciudad.
“[El EI] ha asaltado la ciudad histórica de Nimrud y la ha demolido con bulldozers y excavadoras”, anunció el Ministerio anoche.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha calificado de "crimen de guerra" esa nueva barbarie de los yihadistas.
Al parecer, la destrucción empezó tras la plegaria de mediodía del jueves, después de que algunos testigos vieran grandes camiones en la zona que podrían haber servido para llevarse piezas arqueológicas que aún permanecían en el lugar. La mayoría de los artefactos excavados de Nimrud se trasladaron tiempo atrás a los museos de Mosul, Bagdad, Londres o París, pero aún quedaban en el lugar los lamasu, gigantes estatuas de toros alados con cabezas humanas, y relieves.La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha calificado de "crimen de guerra" esa nueva barbarie de los yihadistas.
“Hombres del Estado Islámico vinieron al recinto y saquearon lo que había de valor dentro, y luego procedieron a allanar el terreno”, asegura un miembro de una tribu de la zona citada por la agencia Reuters.
Nimrud, fundada en el siglo XIII antes de Cristo a orillas del río Tigris, está considerada uno de los principales vestigios de la era asiria. Su relevancia adquirió aún mayor relieve en 1988, cuando un equipo de arqueólogos descubrió una tumba con una espléndida colección de joyas y piezas de oro. En 1991, en vísperas del bombardeo estadounidense, los responsables del Museo Arqueológicopusieron a salvo ese tesoro en las cámaras acorazadas del Banco Central y no volvió a salir a la luz hasta después de la invasión de 2003.
“Es otro lamentable ataque al patrimonio de Irak”, ha declarado Axel Plathel, director de la oficina de la UNESCO en Irak al conocer la destrucción de Nimrud.
La directora general de esa organización, Irina Bokova, confirmó la semana pasada el daño causado por los terroristas en Nínive y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, así como que el Tribunal Penal Internacional tome cartas en el asunto.
Los combatientes del EI siguen una interpretación extrema del islam suní conocida como salafismo que considera idolatría la veneración de estatuas y tumbas. Pero hay algo más que motivos religiosos en su forma de actuar.
“Quieren destruir los símbolos de la cultura de Irak que no corresponden con sus creencias, pero también mostrar su poder. Están diciendo: no respetamos los valores que tenéis y vamos a destruirlos”, explicó Plathe a EL PAÍS la semana pasada.
Desde que el EI se hizo con amplias zonas del norte de Irak en junio de 2014, sus huestes se han empeñado en borrar los testimonios de ladiversidad étnica, cultural y religiosa de la zona. Han atacado a las minorías y destruido sus lugares de culto, incluidos varios santuarios suníes, que consideran heréticos.
El Gobierno iraquí ha anunciado su voluntad de lanzar una ofensiva militar para recuperar la provincia de Nínive, de la que Mosul es la capital, pero de momento sus fuerzas se encuentran ocupadas un poco más al sur, en Tikrit. Además, los analistas dudan de que tenga la capacidad política para una operación de esa envergadura.