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viernes, 3 de abril de 2015

Obama, ahora ante la difícil tarea de venderle al Congreso el acuerdo nuclear con Irán

(Washington, 03 de abril. EFE).- El presidente estadounidense, Barack Obama, debe ahora vender el acuerdo nuclear con Irán al Congreso, donde los republicanos se oponen y en el que los demócratas tienen la llave para no frustrar la estrategia diplomática de la Casa Blanca.
Las maratonianas jornadas de negociación en Lausana (Suiza) para alcanzar un entendimiento con Teherán que guíe los próximos tres meses de discusiones técnicas podrían quedar en papel mojado si el Congreso consigue un consenso a prueba de veto presidencial para rechazar los términos del acuerdo.
Los republicanos se han mostrado desde el primer momento en contra de los términos del acuerdo marco anunciado el jueves y quieren aprobar una ley que permita al Legislativotener voz sobre si se pone en práctica el histórico acuerdo nuclear.
La portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Marie Harf, reiteró hoy que el presidente Obama vetará esa legislación si llega a su escritorio, aunque el gobierno está abierto a debatir un papel “supervisor” para el Congreso.
El mayor problema para la Casa Blanca será si suficientes demócratas deciden sumarse a los republicanos y apoyar la ley que permita al Congreso rechazar el acuerdo con Irán con bastantes votos (dos tercios) como para negar al presidente el poder de veto.
El acuerdo preliminar alcanzando en Lausana obliga a Irán a reducir el número de centrifugadoras para enriquecer uranio en dos tercios, rebajar el nivel de enriquecimiento de uranio e inspecciones de las tres principales instalaciones atómicas iraníes a cambio del levantamiento progresivo de sanciones.
Las potencias internacionales implicadas en las negociaciones (EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea) deberán pulir los detalles técnicos del acuerdo final antes del 30 de junio.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, aseguró hoy en un artículo de opinión en el diario Boston Globe que “no hay aspecto del acuerdo que esté basado en promesas o confianza”.
“Cada elemento está sujeto a pruebas. Solo si Irán responde a sus obligaciones, verificado por la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) y nuestros ojos y oídos, recibirá alivio de las sanciones”, explicó.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el republicano Bob Corker, quiere que la nueva legislación para revisar el acuerdo con Irán sea debatida en su comisión el 14 de abril para acelerar un proceso en el que la Casa Blanca también deberá demostrar su capacidad negociadora.
Ben Cardin, senador y principal figura demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta, se ha convertido en un político clave para determinar si el Congreso se interpondrá en la diplomacia de la Casa Blanca con Irán.
Cardin, quien ha ocupado ese puesto tras la renuncia temporal del senador Robert Menéndez tras ser acusado de corrupción, ha asegurado que el Congreso tiene derecho a revisar el acuerdo con Irán, pero ha matizado que su intención no es debilitar al presidente.
Obama tiene previsto hablar con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell para iniciar la intensa persuasión del Congreso.
Pero pese al poder de convencimiento de la Casa Blanca y el nivel de concreción alcanzado en Suiza, importantes demócratas siguen sin ver con buenos ojos el acuerdo con Irán.
El influyente senador demócrata Tim Kaine ha asegurado que la legislación para revisar el acuerdo con Irán “instaura un proceso constructivo“, que otorga al Legislativo el poder supervisor que se le supone.
El congresista demócrata y miembro del comité de Relaciones Exteriores de la cámara baja, Ted Deutch, dijo en un comunicado que es “escéptico” por la “larga historia de despiste y engaños” en las que ha concurrido Irán en el pasado.
No obstante, los demócratas están muy divididos entre los que consideran el acuerdo con Irán un paso histórico para alejar al régimen de los ayatolá de sus pretensiones de obtener armas nucleares y los que no confían en que se esté presionando lo suficiente a Teherán