Los neandertales utilizaron garras de águila para crear y adornarse con las primeras joyas de la humanidad hace 130.000 años, decenas de miles de años antes de la aparición de los humano modernos en Europa.
Este es el sorprendente descubrimiento de la antropóloga croata Davorka Radovcic, cuyo trabajo se difundió en la prestigiosa publicación científica "PLoS One", y que revela que no fue el homo sapiens, hace 100.000 años, la primera especie humana en crear objetos de valor para adornarse.
"Hasta ahora se consideraba que las joyas más antiguas del hombre, halladas en Israel y el sur de África, datan de hace unos 100.000 años, y ahora ese umbral se mueve más hacia atrás en unos 20.000 a 30.000 años", explica a Efe la joven científica.
Pero "lo que es más importante aún" es que el "fenómeno se relaciona ahora con los neandertales", añade Radovcic, conservadora del Museo de Historia Natural de Croacia.
Algunos expertos han sostenido que los neandertales carecían de habilidades simbólicas o que pudieron copiar este comportamiento del homo sapiens, por eso resulta un hallazgo y una muestra de cognición avanzada que elaboraran objetos para adornarse.
Unas marcas en garras del pigargo europeo o águila de cola blanca prueban que éstas fueron enlazadas por el homo neanderthalensis y utilizadas en un collar, pulsera o un adorno corporal similar.
Se trata de garras fósiles del gran águila halladas hace 115 años que se conservan en el citado museo y provienen de uno de los mayores yacimientos neandertales en el mundo, la cueva Husnjakovo, cerca de Krapina, en el norte de Croacia.
El neandertal suele relacionarse con una imagen animal, bestial, de escasa inteligencia, pero este reciente descubrimiento revela que esos hombres paleolíticos fueron mucho más "humanos" de lo que creíamos.
"El haber llevado este adorno muestra un nivel de cognición abstracta, indica la posibilidad de cognición simbólica, señalización, lenguaje", explicó Radovcic.
Esa gran ave rapaz, llamada "alfombra voladora" por la envergadura sus alas de más de dos metros, debió haber impresionado al hombre del paleolítico y seguramente tuvo para él un significado especial.
La científica tuvo un primer indicio de su descubrimiento hace dos años, podo después de asumir su trabajo en el museo, al estudiar la colección de restos fósiles de Krapina.
"Lo que llamó enseguida mi atención fue que en los restos fósiles de la garra noté incisiones antropogénicas, obra de manos humanas", recordó.
A continuación, reunió un equipo de expertos y estudiaron todos los restos fósiles de aves hallados en la cueva Husnjakovo.
"En formaciones córneas que cubren la última falange de los dedos del pigargo hallamos incisiones hechas por el hombre, así como huellas de rozamiento en los costados", lo que apunta a que fueron usadas en algún collar o algo similar, describió Radovcic.
En esas garras de águila, ocho en total, también hay huellas de haber sido expuestas a un ambiente ácido, como el sudor del cuerpo humano, lo que confirma adicionalmente la teoría de Radovcic.
La morfología de las garras facilita que sean atadas en serie con una cuerda, sin necesidad de agujeros.
"No sabemos si eso fueron precisamente collares. Decimos que fue algún tipo de joya, un adorno que llevaban sobre el cuerpo, pero no sabemos cómo exactamente. Tenemos indicios de que esas uñas de ave fueron atadas y se llevaban colgadas", explica.
Las ocho uñas fósiles pertenecen a tres águilas diferentes, como mínimo, por lo que los científicos concluyen que se trataba de una práctica extendidas y no de un caso individual y casual.
Según investigaciones recientes, el homo neanderthalensis tuvo cierto grado de hibridación con el ser humano moderno, de modo que sus genes se encuentran hoy en todos los pueblos de Eurasia.
Se han hallado evidencias de que los neandertales enterraban a sus muertos, que habían desarrollado una tecnología avanzada de manufactura de utensilios de piedra e incluso existen pruebas indirectas de que utilizaban cierto tipo de lenguaje en su comunicación.
"Ahora tenemos un conjunto de pruebas más sobre su complejidad en todo sentido", subrayó Radovcic.
Los neandertales habitaron partes de Europa, Asia Central y Oriente Medio durante 250.000 años, pero sigue siendo un misterio por qué desaparecieron hace unos 40.000 años.
Hace unos 45.000 años comenzó la colonización de Europa por parte del homo sapiens, y una de las teorías es que los neandertales se extinguieron por la competencia de los humanos modernos.
En Krapina hallaron en 1899 unos 70 restos neandertales, lo que constituye uno de los yacimientos más ricos del mundo sobre esa especie.
Este es el sorprendente descubrimiento de la antropóloga croata Davorka Radovcic, cuyo trabajo se difundió en la prestigiosa publicación científica "PLoS One", y que revela que no fue el homo sapiens, hace 100.000 años, la primera especie humana en crear objetos de valor para adornarse.
"Hasta ahora se consideraba que las joyas más antiguas del hombre, halladas en Israel y el sur de África, datan de hace unos 100.000 años, y ahora ese umbral se mueve más hacia atrás en unos 20.000 a 30.000 años", explica a Efe la joven científica.
Pero "lo que es más importante aún" es que el "fenómeno se relaciona ahora con los neandertales", añade Radovcic, conservadora del Museo de Historia Natural de Croacia.
Algunos expertos han sostenido que los neandertales carecían de habilidades simbólicas o que pudieron copiar este comportamiento del homo sapiens, por eso resulta un hallazgo y una muestra de cognición avanzada que elaboraran objetos para adornarse.
Unas marcas en garras del pigargo europeo o águila de cola blanca prueban que éstas fueron enlazadas por el homo neanderthalensis y utilizadas en un collar, pulsera o un adorno corporal similar.
Se trata de garras fósiles del gran águila halladas hace 115 años que se conservan en el citado museo y provienen de uno de los mayores yacimientos neandertales en el mundo, la cueva Husnjakovo, cerca de Krapina, en el norte de Croacia.
El neandertal suele relacionarse con una imagen animal, bestial, de escasa inteligencia, pero este reciente descubrimiento revela que esos hombres paleolíticos fueron mucho más "humanos" de lo que creíamos.
"El haber llevado este adorno muestra un nivel de cognición abstracta, indica la posibilidad de cognición simbólica, señalización, lenguaje", explicó Radovcic.
Esa gran ave rapaz, llamada "alfombra voladora" por la envergadura sus alas de más de dos metros, debió haber impresionado al hombre del paleolítico y seguramente tuvo para él un significado especial.
La científica tuvo un primer indicio de su descubrimiento hace dos años, podo después de asumir su trabajo en el museo, al estudiar la colección de restos fósiles de Krapina.
"Lo que llamó enseguida mi atención fue que en los restos fósiles de la garra noté incisiones antropogénicas, obra de manos humanas", recordó.
A continuación, reunió un equipo de expertos y estudiaron todos los restos fósiles de aves hallados en la cueva Husnjakovo.
"En formaciones córneas que cubren la última falange de los dedos del pigargo hallamos incisiones hechas por el hombre, así como huellas de rozamiento en los costados", lo que apunta a que fueron usadas en algún collar o algo similar, describió Radovcic.
En esas garras de águila, ocho en total, también hay huellas de haber sido expuestas a un ambiente ácido, como el sudor del cuerpo humano, lo que confirma adicionalmente la teoría de Radovcic.
La morfología de las garras facilita que sean atadas en serie con una cuerda, sin necesidad de agujeros.
"No sabemos si eso fueron precisamente collares. Decimos que fue algún tipo de joya, un adorno que llevaban sobre el cuerpo, pero no sabemos cómo exactamente. Tenemos indicios de que esas uñas de ave fueron atadas y se llevaban colgadas", explica.
Las ocho uñas fósiles pertenecen a tres águilas diferentes, como mínimo, por lo que los científicos concluyen que se trataba de una práctica extendidas y no de un caso individual y casual.
Según investigaciones recientes, el homo neanderthalensis tuvo cierto grado de hibridación con el ser humano moderno, de modo que sus genes se encuentran hoy en todos los pueblos de Eurasia.
Se han hallado evidencias de que los neandertales enterraban a sus muertos, que habían desarrollado una tecnología avanzada de manufactura de utensilios de piedra e incluso existen pruebas indirectas de que utilizaban cierto tipo de lenguaje en su comunicación.
"Ahora tenemos un conjunto de pruebas más sobre su complejidad en todo sentido", subrayó Radovcic.
Los neandertales habitaron partes de Europa, Asia Central y Oriente Medio durante 250.000 años, pero sigue siendo un misterio por qué desaparecieron hace unos 40.000 años.
Hace unos 45.000 años comenzó la colonización de Europa por parte del homo sapiens, y una de las teorías es que los neandertales se extinguieron por la competencia de los humanos modernos.
En Krapina hallaron en 1899 unos 70 restos neandertales, lo que constituye uno de los yacimientos más ricos del mundo sobre esa especie.
EFE