El logo de Podemos: un diseño 'conservador' y un morado sin vinculación con la República
Causó una conmoción en el panorama político español hace solo un año. Y lo hizo con la cara de su líder, Pablo Iglesias, estampada en las papeletas de las primeras elecciones a las que se presentó, las europeas de mayo de 2014. Desde entonces la imagen del partido ha evolucionado hacia aguas más convencionales, aunque con el mismo objetivo que el propio Iglesias definió hace unos meses en el congreso fundacional de Vistalegre: «tomar el cielo por asalto».
La silueta de Iglesias, encumbrado por sus constantes apariciones en televisión, era entonces el máximo activo de un partido que admitía abiertamente que su talón de Aquiles era la falta de conocimiento por parte de los electores. Doce meses, cinco eurodiputados y 15 escaños en el Parlamento de Andalucía después, la imagen de Podemos ya no necesita ir a remolque de su líder. Prueba de ello es que en la campaña de las elecciones municipales y autonómicas, que comenzó el pasado viernes, el triple círculo que inicialmente ocupó un lugar casi marginal se ha instalado como eje de la propaganda electoral, algo que ya sucedió en las andaluzas del mes de marzo. Un círculo que, según explican los responsables de su diseño, pretende ser un homenaje a las bases del partido.
«Círculos era el nombre que tomaron los grupos que daban apoyo desde los distintos lugares. Que este nombre se viera reflejado en el logo es una forma de reconocimiento a la gente que hace posible Podemos», explica por correo electrónico Sarah Bienzobas, miembro del Consejo Ciudadano y responsable de Diseño de Podemos. Bienzobas justifica la elección del logo porque aporta «un punto de coherencia entre la marca y la organización».
De acuerdo con los estatutos de Podemos, los círculos son agrupaciones de personas con intereses comunes y con independencia organizativa aunque sometidos a la Asamblea Ciudadana, el máximo órgano de decisión del partido. Existen dos tipos de círculos, los territoriales, que circunscriben a una región concreta, y los sectoriales, que abarcan un área programática o categoría profesional.
Más elocuente, Iglesias definió a los círculos en su blog como «un punto de una red por la unidad, el cambio y la ruptura democrática. Un grupo que comparte que la dramática situación que vivimos sólo se arregla entre todos y con el protagonismo popular y ciudadano: no podemos seguir confiando en quienes nos han traído a esta situación dramática. Es un espacio ciudadano por la unidad para superar el régimen caduco y cambiar una Europa que hoy está al servicio de una minoría privilegiada».
Se trata de un planteamiento rupturista en parte similar al que en origen tenían los círculos bolivarianos de Venezuela, aunque desde el partido de Iglesias niegan la vinculación con este movimiento y aseguran que su inspiración, al menos en lo que al diseño se refiere, vino de un país mucho más al norte que el de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
«Una de las bases de cuando pensamos e ideamos la marca respondía a que la gente se pudiera apropiar de ella y reproducirla; esto sucedió y sigue sucediendo, es un triunfo que otros partidos no consigueny para lo que nos basamos en la campaña de Obama de 2008, que fue un referente a la hora de pensar la marca», asegura Bienzobas, responsable, junto con Andrés Barragán y Alejandro Cerezo, del diseño del logo. «Esa es toda la inspiración que tuvimos de otro partido o movimiento político».
Para conquistar la Casa Blanca, Barack Obama se ayudó de lemas como «Yes We Can», cuya traducción, Sí se puede, ha sido reutilizada sin cambios por la formación de Iglesias. Podemos también tuvo como referencia en el logo que la firma Remitente LLC de Chicago diseñó para el actual presidente americano: un círculo cuyo centro tiene un sol sobre un campo con los colores de la bandera americana, el cual, en palabras de sus diseñadores, buscaba «evocar un nuevo sentido de esperanza».
«Alejado de los conceptos que representa»
Sin embargo, el diseño que llevó a Obama a gobernar al país más poderoso de la tierra parece fuera de lugar en un movimiento político cuyos planteamientos son, al menos antes del viaje al centro efectuado en las últimas semanas, mucho más radicales.
«En general me parece un diseño correcto pero muy conservador», explica Miguel Gosálvez, diseñador gráfico y director de GW Creativos y profesor del Instituto de Gobierno y Marketing Político (CIGMAP) de la Universidad Camilo José Cela. Gosálvez considera que el logo es «demasiado formal» y asegura que está «alejado de los conceptos del grupo que representa».
Además, el experto resalta el escaso contraste entre formas positivas y negativas del grafismo y asegura que recurrir al cuadrado para insertar el imagotipo (el círculo) «facilitará su aplicación pero restará originalidad». No obstante, el Gosálvez sí reconoce como original la función asociativa de la marca verbal de ‘Podemos’, la cual, asegura, «es muy buena».
Renovación y abandono del verde
El análisis de Gosálvez se circunscribe a la última versión del logo del partido, ya que el poco más de un año de vida de la formación ha sido tiempo suficiente para que el logo que la representa haya pasado por un proceso de renovación. El diseño inicial, la palabra Podemos con un círculo en lugar de la primera letra o, ha evolucionado en un círculo «encerrado» en un cuadrado sobre el vocablo Podemos escrito en tipografía ‘Gotham’. Sin embargo, el cambio más significativo en la imagen del partido durante este período -siluetas de Pablo Iglesias aparte- ha sido el abandono del color verde, que inicialmente se combinaba con el morado que hoy es omnipresente en el grafismo del partido. Según explican desde el partido este color, si bien recuerda a la tercera franja de la bandera de la Segunda República Española, no tiene nada que ver con este período histórico.
«Se escogió el morado porque analizando el abanico electoral, era uno de los pocos colores que quedaban libres. Siendo una organización nueva, intentar disputar con el resto partidos ya asentados un color corporativo no tenía sentido», aclara Bienzobas. «En ningún caso tiene vinculación con ningún concepto político anterior o asimilable al morado. De hecho, no es un morado cualquiera ni que coincida con otra cosa, el pantone está elegido cuidadosamente».ABC