Al dinero no le gusta la incertidumbre. Los empresarios afirman estar preocupados por el nuevo panorama político que se empieza a dibujar en España. Su temor queda reflejado en la nueva edición del Barómetro de Empresas que elabora Deloitte para EL PAÍS.
La mayoría de los directivos que participan en esta encuesta —280 empresas que representan a las mayores del país por facturación— advierten de que si la fragmentación que surgió tras las últimas elecciones autonómicas y municipales se repite en los comicios generales, previstos para final de año, la recuperación de la economía española amenaza con frenarse.
El pasado 24 de mayo, un terremoto pasó por los gobiernos localesespañoles. Ningún partido logró mayoría absoluta en las 13 comunidades en liza. En 2011, en ocho de las diez mayores ciudades el partido más votado logró más de la mitad de los escaños; cuatro años más tarde eso solo sucedió en Las Palmas de Gran Canaria y Bilbao. En comunidades autónomas como Asturias o Navarra, el Gobierno regional solo se ha logrado formar pasados dos meses de las elecciones.
Con estos antecedentes, fruto del ascenso de nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos) en detrimento de los grupos tradicionales (PP y PSOE), el escenario más probable, según los sondeos, tras las próximas elecciones generales, es un parlamento en el que ninguna formación tenga la mayoría absoluta. De ahí que el 60% de los empresarios encuestados en el último Barómetro, correspondiente al primer semestre del año, considere que el nuevo mapa político —al que hay que añadir el auge del soberanismo en Cataluña— afectará negativamente a la economía.
LA CORRUPCIÓN, CLAVE
Uno de los motores del desencanto con los partidos tradicionales es la omnipresencia de la corrupción tras escándalos como la trama Gürtel o la llamada Operación Púnica. Según la ONG Transparency International, en 2014 España ocupó la 37ª posición en el Índice de Percepción de la Corrupción, el peor dato de Europa occidental tras Italia.
En todas las tramas corruptas han aparecido nombres de empresas vinculadas a las mismas. Los directivos dicen estar preocupados con esta situación por las consecuencias económicas y políticas que se derivan de la misma. De hecho, el 84% de los ejecutivos consultados reconoce que los casos de corrupción afectan a la credibilidad de las empresas españolas.
La incertidumbre política y la lacra de la corrupción son nubarrones que se ciernen sobre una economía que ha avanza ya a una velocidad de crucero más que aceptable, sorprendiendo incluso las estimaciones de los directivos más optimistas. En el anterior Barómetro, tres de cada cuatro empresarios afirmaban que la economía iba a mejorar durante el primer semestre de 2015. La realidad ha superado sus expectativas: un 86% de los sondeados en esta última edición afirma que la actividad ha mejorado, un porcentaje 20 puntos superior al que había en la última oleada.
El PIB español crece a tasas anuales cercanas al 3% impulsado por la exportación y por una incipiente mejora del consumo interno. Los ejecutivos, dejando aparte la incertidumbre política, creen que este ritmo de mejora se mantendrá a corto y medio plazo. Un 78% de los encuestados considera que la coyuntura seguirá mejorando en el segundo semestre de 2015.
Este optimismo de los empresarios se fundamenta en hecho de que los tres motores externos que se ha encontrado la economía española en el arranque del curso —unos tipos de interés en mínimos cuyo objetivo es reactivar el crédito, un euro débil que ha dinamizado las exportaciones y el alivio que ha supuesto para familias y empresas la caída del precio del crudo— se mantendrán de aquí a final de año. El 42% de los empresarios espera una depreciación adicional del euro frente al dólar en los próximos meses, el 87% cree que el BCE debería mantener sin cambios los tipos y el 54% espera que el barril de crudo cotice entre 60 dólares y 70 dólares.
Los empresarios generalmente tienen un punto de vista más crítico sobre su propio sector empresarial que con respecto a la economía en general. Pero si en el segundo semestre de 2014 uno de cada cinco directivos encuestados afirmó que su área de negocio había ido a peor, en esta edición esa cifra ha descendido al 9%.
La percepción de mejoría empieza a ser generalizada. Un 58% de los encuestados considera que su sector ha ido a mejor. Se trata de la primera vez desde el estallido de la crisis que más de la mitad de los participantes en el Barómetro apunta un cambio positivo. Los sectores más satisfechos con la evolución de su negocio fueron el hostelero y turístico —todos los encuestados señalaron una evolución favorable—, el de los transportes y la logística (un 82%), y el de la tecnología (80%). Incluso el sector inmobiliario afirmó no haber ido a peor.
Por otro lado, un 27% del sector primario (agricultura, ganadería, minería y pesca) afirmaron que su sector había empeorado, seguido de los de la rama de las telecomunicaciones, medios y ocio (con un 24%) y la de la construcción (17%).
GESTIÓN DEL GOBIERNO
La preocupación por el ascenso de los nuevos partidos políticos coincide con uno de los mejores momentos en la percepción que los empresarios tienen del Gobierno desde que el PP llegó al poder. El Ejecutivo de Mariano Rajoy sigue sin lograr el aprobado de los directivos, pero su calificación ha mejorado notablemente. En esta oleada del Barómetro solo el 35% de los encuestados califica de mala o muy mala la política económica del Gobierno, un porcentaje sensiblemente menor al 56% que tenía una imagen negativa del Ejecutivo hace tres años.
Los directivos aprecian especialmente las medidas del PP contra la inflación (un 45% está de acuerdo), también alaban sus negociaciones con la Unión Europea (un 38% se muestra de acuerdo) y su política de fomento de las exportaciones (33%). Otra de las políticas que más apoyo recibe (el 33% está a favor) es la liberalización del mercado laboral emprendida por el Gobierno de Rajoy.
Los empresarios siguen siendo muy críticos con la política de investigación y desarrollo (un 63% no está de acuerdo con la actuación del PP) y con las políticas fiscales y de gasto público (un 56% de opiniones negativas). Sin embargo, en casi todos los ámbitos las críticas a la acción del Ejecutivo se han atenuado: solo no ha disminuido respecto a oleadas anteriores la desaprobación a la liberalización laboral (que se mantiene en un 37%) y a las políticas de fomento de la competencia (sigue al 33%).
En conclusión, la cautela mostrada por los empresarios encuestados en los últimos sondeos continúa muy presente en esta última edición del Barómetro. A pesar de que la evolución de la economía ha superado sus propias expectativas, los directivos son conscientes de que la mejora de las cifras macroeconómicas no acaba con las consecuencias políticas y sociales de ocho años de crisis. Consecuencias que, consideran, van a impactar de alguna manera en su negocio.EL PAIS