EE.UU. mantiene una posición de creciente preocupación por la crisis griega, con llamados continuos a Grecia y los socios europeos de búsqueda de un compromiso, debido a las potenciales implicaciones geopolíticas y la aproximación del país heleno a socios menos favorables a Estados Unidos, como Rusia y China, en busca de asistencia financiera.
El presidente Barack Obama y su secretario del Tesoro, Jack Lew, han subrayado que han seguido "de cerca" la evolución de la crisis, con numerosas llamadas a líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, François Hollande, o el primer ministro italiano, Matteo Renzi.
Precisamente, Obama conversó hoy con el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y con Merkel en un momento en que los líderes de la zona euro esperan una propuesta de un tercer rescate por parte de Atenas.
Tanto Obama como Lew han instado de manera repetida a todas las partes, incluidos acreedores internacionales y el Gobierno heleno de Tsipras, a alcanzar un acuerdo que incluya reformas estructurales por parte de Atenas y una discusión sobre el alivio de la deuda griega.
Es en este punto en el que EE.UU. ha chocado con los europeos, especialmente Alemania, que se opone frontalmente a una reestructuración de la deuda griega.
Antes del referendo del domingo en Grecia, en el que se impuso con una amplia mayoría el no a las recetas de austeridad respaldadas por el grupo anteriormente llamado "troika" (Banco Central Europeo, Comisión Europa y Fondo Monetario Internacional), Obama rebajó la preocupación sobre las posibles consecuencias para los mercados internacionales de la inacabable crisis griega.
"Es un motivo de preocupación sustancial (...) principalmente para Europa", indicó Obama en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
El presidente precisó, sin embargo, que la crisis griega "no es algo de deba generar reacciones exageradas" y que, "por el momento, los mercados han asimilado adecuadamente" los riesgos de la falta de acuerdo entre Grecia y los acreedores internacionales.
Tras la victoria del no en la consulta popular del domingo, que el Gobierno heleno ha defendido como victoria rotunda de su oposición a la agenda de austeridad, EE.UU. reafirmó su perspectiva.
"El referendo ha pasado, y nuestra visión no ha cambiado. Grecia debe seguir en la zona euro (...) pero necesita un paquete de reformas y financiación, las necesidades siguen siendo las mismas", afirmó el lunes Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.
"El referendo ha pasado, y nuestra visión no ha cambiado. Grecia debe seguir en la zona euro (...) pero necesita un paquete de reformas y financiación, las necesidades siguen siendo las mismas", afirmó el lunes Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.
A continuación, la Casa Blanca informó que Obama había conversado telefónicamente con su homólogo francés, François Hollande, para tratar la situación en Grecia y coincidieron en la necesidad de "encontrar un camino que permita el retorno a las reformas y al crecimiento" del país heleno.
De hecho, Francia parece ser el miembro de la zona euro que ha expresado una mayor comprensión acerca de la postura de Grecia sobre lo fundamental de encarar la reestructuración de su deuda si la economía helena quiere volver al crecimiento.
EL PESO GEOPOLÍTICO DE GRECIA
De fondo, el peso geopolítico de Grecia: miembro de la OTAN, clave para la estabilidad de los Balcanes, vecino de Oriente Medio, y puerta de entrada para los inmigrantes.
Desde su llegada al poder en enero, Tsipras ha marcado distancias con los socios europeos y ha dejado caer que podría buscar asistencia financiera en otras plazas como Rusia, donde ha viajado en varias ocasiones, o China.
EE.UU. lo último que quiere ver es a una Grecia alejándose de Europa y acercándose a Rusia, en un momento de renovadas tensiones entre es dos países por la crisis en Ucrania.
Rusia, sin embargo, ha visto una oportunidad y ha empezado a jugar sus cartas con diplomacia.
Después del referendo, el presidente ruso, Vladimir Putin, conversó con Tsipras, a iniciativa de Grecia, para tratar "las condiciones de la prestación de ayuda financiera a ese país por los acreedores internacionales, así como algunos asuntos relativos al desarrollo de la cooperación ruso-griega", señaló en un comunicado.
"Vladímir Putin expresó su apoyo al pueblo de Grecia para que supere las dificultades que tiene ante sí el país", agregó Rusia en un comunicado.
Por su parte, el ministro de Economía ruso, Alexéi Uliukáyev, aseguró hoy que Grecia no ha pedido ayuda financiera a Rusia, pero que sí se plantea invertir en la economía del país para aliviar su situación.
También rechazó como "conjeturas" las informaciones acerca de que el Nuevo Banco de Desarrollo que lanzarán oficialmente en su cumbre de esta semana los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) podría ofrecer un préstamo a Grecia.
Rusia recibe desde mañana a los líderes de los países emergentes BRICS y a los de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), en sendas cumbres en la ciudad de Ufá (1.200 kilómetros al sureste de Moscú) en las que busca recuperar protagonismo internacional, y donde la crisis griega pueda jugar a su favor.
EFE