Con 10 escaños de los 135 del Parlamento catalán, un partido de izquierda radical, independentista, anticapitalista y asambleario se convirtió de la noche a la mañana en el foco de todas las miradas en Cataluña.
Hasta el domingo, Candidatura de Unidad Popular (CUP) era conocido por sus movilizaciones en la calle y las declaraciones incendiarias que hacían sus hasta hace poco tres únicos parlamentarios.
Pero los comicios cambiaron el panorama.
Las fuerzas partidarias de la independencia del movimiento Junts Pel Sí -que aglutinan desde el partido conservador actualmente en el gobierno a los democristianos y otros movimientos de izquierdas y verdes- lograron la mayoría en el parlamento catalán, pero no consiguieron más del 50% de los votos, por lo que necesitarán apoyos para gobernar.
Por eso, los 10 escaños de la CUP, que no quisieron entrar en esa coalición, son vitales para garantizar una mayoría independentista en el Parlamento.
Contrapeso de poder
Por el momento, el grupo liderado por Antonio Baños ha insistido en que no apoyará un gobierno presidido por el actual presidente de la Generalitat y número cuatro de Junts pel sí, Artur Mas, en el extremo ideológico opuesto a su partido, pero que aceptaría alternativas intermedias.
“Tienen la llave de gobierno y han dicho durante toda la campaña que van a evitar que Artur Mas sea presidente de la Generalitat, pero que a la vez van a intentar por todos los medios que el proceso secesionista no se detenga”, le dice a BBC Mundo Aitor Álvarez, periodista de la cadena SER que siguió a la CUP en la campaña electoral.
Según Álvarez, muchos votantes de la CUP dieron el voto a este partido conscientes de que con sus ideas radicales y su estilo diferenciado de los políticos tradicionales -que se ve desde la manera de hablar y vestir hasta la decisión de rechazar parte del sueldo y los beneficios que les corresponden como parlamentarios- pueden marcar una diferencia en la política catalana.
“Muchos dicen: tienen un programa que es muy radical en muchos aspectos como salir del euro, salir de la UE y no pagar la deuda (…) pero a la vez la gente dice: yo les voto para que hagan ruido porque son un partido que va a hacer presión en el parlamento catalán, que va a luchar contra la corrupción, que va a hablar de regeneración democrática, que va a reducir el sueldo de los diputados…”, sostiene.
En ese sentido, el periodista cree que esas propuestas radicales pueden servir para hacer un contrapeso de poder, llevar al gobierno un poco a la izquierda y presionar para que, por ejemplo, la posible coalición de gobierno “frene los deshaucios o invierta más en temas sociales o en la reducción de la pobreza”.
BBC Mundo le presenta los 5 puntos más radicales de su programa:
1. Salir de la UE y del euro, mirar a Cuba y Venezuela
La CUP “rechaza formar parte de la Unión Europea, el euro, la OTAN y el Euroejército” y aboga por la “solidaridad internacionalista”.
“Trabajaremos para fortalecer la cooperación con los pueblos que luchen por su dignidad e independencia, especialmente aquellos procesos que planteen alternativas sociales y económicas diferentes de las políticas imperialistas”.
Entre los países a las naciones a las que quieren acercarse, según su programa, están Venezuela, Cuba y los países de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), Colombia, el Sáhara, Palestina, Kurdistán y “Euskal Herría” (el País Vasco).
Frente a su rechazo explícito a la Unión Europea que, según su programa, “solo sirve para garantizar los privilegios del capital”, proponen trabajar en una relación euromediterránea de “pueblos libres”.
Rechazan el tratado de libre comercio con EE UU y proponen colaborar con las campañas de boicot a empresas transnacionales y Estados que “violan los derechos humanos”.
2. “Colectivización” de la propiedad privada
El programa de la CUP propone crear una “economía al servicio del pueblo” y la “colectivización” de la propiedad privada, la “refiscalización” de empresas y capital y la reversión de las externalizaciones.
En ese sentido, defienden un modelo socioeconómico socialista y ecológico frente al modelo capitalista.
“Trabajaremos para suspender las privatizaciones encubiertas a través de la política de la austeridad y los tijeretazos ordenadas por la UE, y aprobadas por el conjunto de los gobiernos españoles. Trabajaremos para recuperar la gestión directa y pública del conjunto de los servicios públicos”, dice el programa.
3. Nacionalización de empresas
La CUP promoverá además nacionalizar “aquellas entidades financieras sustentadas por el capital público”.
“Las entidades nacionalizadas y/o intervenidas serán de propiedad pública y estarán gestionadas democráticamente”, se puede leer en su programa.
Por otro lado, se propugnará por “la intervención de los consejos de administración de todas aquellas entidades financieras que hayan recibido, de una forma u otra, dinero público”.
4. Desconocimiento y “auditoría popular de la deuda”
“No pagaremos su deuda”, anuncia el programa que propone romper con la Troika para atender las necesidades de las personas.
En el apartado en el que trata “la soberanía económica”, la CUP propone hacer una auditoría popular y declarar nulo el pago de la “deuda ilegítima” a los fondos de inversión y la banca internacional.
La idea es suspender “inmediatamente el pago de la deuda y decretar el impago definitivo de la usura legalizada, hasta resolver las necesidades de las clases populares”.
5. Boicot y promoción de la desobediencia
La CUP propone la independencia de Cataluña como el primer paso para la construcción de los Países Catalanes, que incluiría territorios en el sur de Francia, Aragón, Baleares y Comunidad Valenciana.
Para conseguir ese objetivo, pretenden llevar a cabo algunas medidas de desobediencia para “actuar como contrapoder al Estado español y frente a los mercados”.
Entre otras cosas propone “el rechazo, boicot y promoción de la desobediencia institucional a las reformas laborales y a la legislación española”.
Por: Redacción / BBC Mundo