Álvaro Uribe, el omnipresente ‘candidato’ de Medellín
El taxista bajó el vidrio de la ventana de su coche. Había visto tanto en los últimos días la imagen de Álvaro Uribe Vélez en volantes y piezas de publicidad política, que le costaba advertir si también el hombre que estaba ahí parado, al lado del semáforo, invitando a la gente a votar, era el expresidente. La escena sorprendió el pasado miércoles a los habitantes de Medellín (Antioquia), la segunda ciudad más importante de Colombia.
El dos veces presidente del país, actual senador y el político que más electores ha logrado en la historia reciente, logró más del 63% del total de votos para su segundo periodo presidencial, se bajó de su vehículo para hacer campaña en la ciudad donde nació y donde guarda una de los más altos índices de popularidad. En su último periodo como presidente (2006-2010) superó el 80% de aceptación y su respaldo al candidato Óscar Iván Zuluaga en las pasadas presidenciales, constató lo grande que es su caudal político en esa región. Zuluaga fue derrotado en las generales, pero en Antioquia arrasó. Demostró que sigue siendo el bastión uribista, ese que pretende recuperar en las elecciones de este domingo después de 12 años.
El expresidente está haciendo todo lo posible para que los candidatos de su partido, el Centro Democrático, que por primera vez se presenta a unos comicios, ganen. Sobre todo en Medellín, la ciudad latinoamericana líder en crecimiento económico y generación de empleo, según un informe del año pasado del Instituto de investigación Brookings. Además de ser catalogada por el Urban Land Institute como la ciudad más innovadora del mundo, al valorar procesos de los últimos años como la reducción de emisiones de CO2, la creación de espacios culturales y la disminución en los índices de criminalidad.
En esta ciudad además de caminar entre los coches que invitan a votar por el candidato de Uribe, Juan Carlos Vélez Uribe (comparte sus mismos apellidos, pero invertidos), el expresidente recorrió el metro de la ciudad, donde saludó a los viajeros y hasta grabó un mensaje de voz que llegó a las casas de los medellinenses por vía telefónica. Uribe es el candidato invisible en la papeleta, pero el más presente en la campaña por la Alcaldía de Medellín que, con dos millones y medio de habitantes, es parte de la segunda región más industrializada del país. El 20% de las empresas más importantes tienen su sede allí, según Procolombia.
Vélez, que aparece en todas las fotos junto a Uribe, reconoce que si no fuera por él, no estaría como líder en las encuestas, por delante de Federico Gutiérrez, que representaría el continuismo. “Me ayuda mucho ser el candidato de Uribe. De no ser así las cosas hubieran sido muy difíciles”, dijo a ELPAÍS esta semana. Asegura que aunque las cifras de homicidios han bajado (reducción del 34%, la más significativa en 50 años), el hurto, el atraco callejero y la microextorsión motiva a la ciudad a tener un modelo de seguridad como el que propone. “Necesitamos más policías. A la gente le gusta el estilo de Uribe, de escuchar a la comunidad, de ser cercanos, es otro estilo de gobierno, pero es la que le gusta a la gente de Medellín”.
Desde hace 12 años, cuando el progresista Sergio Fajardo llegó a la alcaldía, la educación y la ciencia han sido la prioridad principal de Medellín. De ganar con Vélez Uribe, esto podría cambiar. Su propuesta se basa en la seguridad democrática, una política que implementó el expresidente en Colombia y que consiste en que la sociedad civil tenga un papel activo en la lucha contra la delincuencia, a través de redes de cooperantes, informantes y cámaras de seguridad.
Para Marta Villa, directora de la Coporación Región, una ONG dedica a la defensa de los derechos humanos, el expresidente tiene tanta acogida “porque se vendió el tema de la seguridad como el más importante, así las cifras demuestren que los homicidios han bajado”. Según Villa, Uribe ha logrado “capturar unsentimiento colectivo que hace que la gente lo idolatre independientemente de los cuestionamientos que hay a su alrededor”. La fractura interna entre el fajardismo, la fuerza política que primó en los últimos años, le ayudó a despejar el camino al uribismo.
Fernando Valencia, de la Misión de Observación Electoral (MOE), encuentra llamativo que al candidato que los sondeos señalan como ganador, pocos lo conocen. Aunque fue concejal de esa ciudad y congresista, en Medellín la única (y al parecer más valiosa) referencia que se tiene de él es su asociación con el expresidente. Para Valencia esto refleja “unos niveles de cultura política vergonzosos. La campaña la hace Uribe. A los ciudadanos les habla Álvaro Uribe”. Y más allá de las propuestas, lo que está en juego en estas elecciones, según el vocero de la MOE, es “volver a entrar en el debate histórico que se ha dado en la ciudad sobre cómo se debe manejar el tema de la inseguridad”.
Sobre el papel que jugará Uribe si gana la alcaldía, Vélez dice que será su consejero. “Yo lo llamo y le pido su opinión y confío. Fue dos veces presidente de Colombia… ¿cómo no lo voy a aprovechar?” EL PAIS