El alzhéimer podría estar provocado por hongos, según una investigación de un grupo de científicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) (México).
La investigación, publicada en Scientific Reports, ha encontrado elementos característicos de los hongos, como hifas y levaduras, en muestras de cerebros de 14 pacientes fallecidos que habían sido diagnosticados de alzhéimer.
"Lo que nosotros hemos visto es que en distintas regiones del cerebro de fallecidos con alzhéimer se observan hongos, en todos los casos analizados, mientras que en las muestras de personas control que no han fallecido por alzhéimer no aparecen estos hongos", señaló el catedrático de microbiología, Luis Carrasco, líder del estudio.
La investigación, publicada en Scientific Reports, ha encontrado elementos característicos de los hongos, como hifas y levaduras, en muestras de cerebros de 14 pacientes fallecidos que habían sido diagnosticados de alzhéimer.
"Lo que nosotros hemos visto es que en distintas regiones del cerebro de fallecidos con alzhéimer se observan hongos, en todos los casos analizados, mientras que en las muestras de personas control que no han fallecido por alzhéimer no aparecen estos hongos", señaló el catedrático de microbiología, Luis Carrasco, líder del estudio.
Los investigadores localizaron restos de hongos a través de inmunofluorescencia, una técnica que utiliza un anticuerpo que unido químicamente a una sustancia fluorescente marca o señala -en este caso- las proteínas fúngicas, explicó el científico de la UAM.
Para descubrir las especies de hongos, los investigadores extrajeron ADN de muestras cerebrales de un paciente y aplicaron la técnica PCR, que posibilita la amplificación de fragmentos de ADN y supone obtener en un laboratorio gran número de copias partiendo de un mínimo, permitiendo determinar más fácilmente las especies fúngicas.
Así, identificaron la presencia de especies como 'Cladosporium spp', 'Phoma', 'Malassezia spp' y distintas especies de 'Candida'.
En este artículo solo se publica el análisis de los tipos de hongos en un paciente, si bien el equipo de Carrasco ya tiene más muestras estudiadas con estas técnicas.
"Todo apunta a que en las muestras de cerebro de personas fallecidas por alzhéimer aparecen un gran número de especies, entre diez y quince, y que estas no están repartidas en el cerebro de manera homogénea: mirando distintas regiones del cerebro vemos distintas especies de hongos", añadió.
Esto podría explicar las variaciones que existen en cuanto a la gravedad y evolución de los síntomas de la enfermedad.
¿Y cómo llegan los hongos hasta el cerebro? Se sabe que el cerebro puede estar infectado por virus, bacterias, hongos, protozoos o gusanos: al cerebro pueden llegar todo tipo de infecciones, recordó Carrasco, quien añadió que una vez en el torrente sanguíneo se pueden diseminar a órganos y al cerebro.
Esto puede ser posible a lo largo de muchos años y en función de distintos factores, como una bajada en el sistema inmune, el tipo de dieta, etc.
"Esto no significa que las personas que tienen micosis en mucosas o en la piel vayan a tener alzhéimer, ya que la inmunidad innata es la primera barrera para impedir que estas infecciones pasen al resto del cuerpo".
En este trabajo se propone que el origen de esta enfermedad puede estar en los hongos: "mostramos una evidencia a favor de esta causa", según Carrasco, quien no obstante puntualizó que hay que seguir investigando para averiguar si es la causa y la única.
Para ello, continuó, otros grupos de científicos deben investigar en esta dirección y, si se corrobora en distintos laboratorios, se podría en un futuro hacer un ensayo clínico.
No es la primera vez que este grupo asocia alzhéimer y hongos (en 2014 publicaron otro trabajo), una asociación que también han establecido en la ELA (esclerosis lateral amiotrófica).
EFE
Para descubrir las especies de hongos, los investigadores extrajeron ADN de muestras cerebrales de un paciente y aplicaron la técnica PCR, que posibilita la amplificación de fragmentos de ADN y supone obtener en un laboratorio gran número de copias partiendo de un mínimo, permitiendo determinar más fácilmente las especies fúngicas.
Así, identificaron la presencia de especies como 'Cladosporium spp', 'Phoma', 'Malassezia spp' y distintas especies de 'Candida'.
En este artículo solo se publica el análisis de los tipos de hongos en un paciente, si bien el equipo de Carrasco ya tiene más muestras estudiadas con estas técnicas.
"Todo apunta a que en las muestras de cerebro de personas fallecidas por alzhéimer aparecen un gran número de especies, entre diez y quince, y que estas no están repartidas en el cerebro de manera homogénea: mirando distintas regiones del cerebro vemos distintas especies de hongos", añadió.
Esto podría explicar las variaciones que existen en cuanto a la gravedad y evolución de los síntomas de la enfermedad.
¿Y cómo llegan los hongos hasta el cerebro? Se sabe que el cerebro puede estar infectado por virus, bacterias, hongos, protozoos o gusanos: al cerebro pueden llegar todo tipo de infecciones, recordó Carrasco, quien añadió que una vez en el torrente sanguíneo se pueden diseminar a órganos y al cerebro.
Esto puede ser posible a lo largo de muchos años y en función de distintos factores, como una bajada en el sistema inmune, el tipo de dieta, etc.
"Esto no significa que las personas que tienen micosis en mucosas o en la piel vayan a tener alzhéimer, ya que la inmunidad innata es la primera barrera para impedir que estas infecciones pasen al resto del cuerpo".
En este trabajo se propone que el origen de esta enfermedad puede estar en los hongos: "mostramos una evidencia a favor de esta causa", según Carrasco, quien no obstante puntualizó que hay que seguir investigando para averiguar si es la causa y la única.
Para ello, continuó, otros grupos de científicos deben investigar en esta dirección y, si se corrobora en distintos laboratorios, se podría en un futuro hacer un ensayo clínico.
No es la primera vez que este grupo asocia alzhéimer y hongos (en 2014 publicaron otro trabajo), una asociación que también han establecido en la ELA (esclerosis lateral amiotrófica).
EFE