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miércoles, 13 de abril de 2016

CIENCIA Y TECNOLOGIA

Compran un documento de Newton con anotaciones sobre la Piedra Filosofal

 La piedra filosofal era, según la tradición de alquimistas y nigromantes, una sustancia con propiedades extraordinarias capaz de transmutar cualquier metal en oro, curar las enfermedades y conceder la inmortalidad, mediante el elixir de la vida. Uno de los grandes cultivadores de estos secretos fue Isaac Newton, de quien se acaba de dar a conocer un manuscrito en el que se revelan estos procesos legendarios que en la jerga se conocen como Opus magnum (Gran Obra).
Un equipo de científicos ingleses de la Chemical Heritage Foundation adquirió en una subasta un texto del físico que contiene anotaciones sobre la piedra filosofal. El manuscrito salió a remate en Pasadena, California y se pagó por él más de 100 mil dólares.
Con la intención de despistar a posibles adversarios, los alquimistas utilizaban un lenguaje de símbolos en donde codificaban la información con inscripciones propias. La fórmula subastada, cuyas anotaciones de Newton son prácticamente ilegibles, describe los pasos para crear mercurio sófico, elemento que era considerado clave para activar la Gran Obra.
La gestación de este mineral era un paso previo para obtener oro de cualquier aleación, pues se creía que este elemento podía ser empleado para descomponer el metal en sus elementos básicos. En teoría, al ser separado, sus componentes podían ser moldeados para convertirse en otros metales, como oro o plata.
A estas instrucciones Newton las copió de un texto de otro maestro, el estadounidense George Starkey. De hecho, tomó notas y corrigió un error en el texto original. En el dorso del manuscrito, el legendario físico trazó uno de sus propios experimentos para la destilación de mineral de plomo.
Aunque los historiadores no pueden asegurar si Newton llevó a cabo el experimento de Starkey, el investigador James Voelkel cree que probablemente sí lo hizo, aunque se desconocen los resultados.
“La importancia del manuscrito reside en que nos ayuda a entender las lecturas alquímicas de Newton, especialmente las de su autor favorito, y nos provee evidencias de otra de sus metodologías de laboratorio“, apuntó James Voelkel, curador de libros de la Chemical Heritage Foundation.
El origen de estos textos se remonta al 13 de julio de 1936, fecha en que la casa de subastas Sotheby’s de Londres abrió la licitación de un cofre de metal que contenía un lote con documentos privados y páginas de laboratorio escritos a mano por Isaac Newton.
Este universo de papeles huérfanos incluía transcripciones en una mezcla de latín, griego e inglés antiguo, junto a símbolos alquímicos de los que se desconoce su significado. Newton, uno de los padres de la física, se avocó a la Opus magnum de manera exhaustiva. Se estima que a lo largo de su vida, escribió un millón de palabras en anotaciones sueltas.
La Universidad de Cambridge -a la que el joven Newton ingresó en 1660- adquirió el hallazgo en 1872 y un equipo de académicos dedicó 16 años a catalogar su contenido. Su propósito era detectar cualquier rastro sobre las teorías del movimiento, la gravedad, la luz y el color, obras que definen el universo newtoniano.
La conclusión fue que Newton no era un científico jugando con la quinta esencia de los metales, sino que, además de filósofo, teólogo, inventor y matemático, “era el alquimista más completo y erudito de su época“, en palabras de su biógrafo James Gleick.
Durante el siglo XVII, se temía que si algún taumaturgo conseguía trocar los metales, llevaría a la devaluación de la moneda y la destrucción de la economía del país. Sin conocer la fascinación de Newton por hallar la piedra filosofal, el rey Carlos II de Inglaterra lo nombró director de la Casa de la Moneda con la consigna de perseguir a los falsificadores y alquimistas.
Con información del Clarin