Luego del relativo descanso en los últimos días, la intensidad política vuelve hoy al escenario principal de Francia, que permitirá a su presidente, Nicolás Sarkozy, jugar un papel relevante en el escenario internacional.
Al menos esa es la pretensión de Sarkozy, quien sopesa también sus perspectivas de reelección en el 2012, aunque de momento parece más concentrado en los mandatados del G20 hasta noviembre, y semestral del G8.
Dos oportunidades excepcionales para tratar de conseguir un equilibrio en el terreno de las finanzas y convertir a los dos grupos en protagonistas de acuerdos que impidan la peligrosa guerra de monedas, según analistas franceses.
Sarkozy fue claro en su alocución de fin de año y al igual que la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, defendió al euro como motor del desarrollo de la Unión Europea (UE).
De tal forma, las "locomotoras" de la economía continental mantuvieron su estrategia de liderar la cruzada a favor de la segunda divisa mundial. Sin embargo, el mandatario galo no dio pistas de su futura actuación en el G20 y el G8.
Como noticia que trata de ser alentadora para el euro fue su adopción por parte de Estonia, integrante número 17 de quienes portan la moneda, con alrededor de otros 30 estados o territorios que lo usan en el orbe.
En el panorama del momento, Hungría asumió el liderazgo del semestre de la UE con su primer ministro, Viktor Orban, quien no es precisamente una figura muy convencida de la "casa europea" que comprende el bloque comunitario.
Peor aún es que los húngaros cederán el batón a Polonia, otro de los casi recién integrados a los 27 con bastante escepticismo y temor de ser absorbidos por los tanques pesados de la concertación.
(VTV/PL)
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