Las autoridades de Japón cifran en 6.405 los muertos y en 10.259 los desaparecidos por el terremoto y posterior tsunami del pasado día 11 en el noreste de país, según el último cómputo oficial facilitado hoy por la Policía. Se teme que la cifra final de víctimas pueda aumentar todavía en algunos municipios de las provincias más afectadas, como Iwate, Miyagi y Fukushima.
Unos 90.000 militares y miembros de equipos de rescate japoneses, ayudados por voluntarios extranjeros especialistas en salvamento, peinan la zona devastada en busca de supervivientes atrapados bajo los escombros o arrastrados mar adentro por la ola gigante de diez metros de altura.
No obstante, poco a poco las infraestructuras de transporte se están recuperando en la zona afectada lo que facilita que los equipos de asistencia distribuyan la ayuda a las 380.000 personas que permanecen en los 2.200 refugios acondicionados tras el desastre. En la ciudad de Sendai, una de las más afectadas por el terremoto y posterior tsunami, los supermercados del centro de la ciudad han comenzado a abrir para facilitar provisiones a los habitantes, mientras que en la provincia de Iwate, más al norte, la escasez de combustible ha obligado a detener las cremaciones de víctimas.
Por ahora se ha rescatado a unas 26.000 personas, aunque una veintena de ellas ha fallecido en los refugios debido a su delicado estado de salud o avanzada edad al ser trasladados desde un hospital en la zona evacuada a menos de 20 kilómetros de la central de Fukushima, según informó la agencia local Kyodo.
El terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo ha destruido 11.991 hogares, provocado 269 incendios y dañado 1.232 puntos en las carreteras del norte y este de Japón. Mientras tanto, unos 130 bomberos con camiones cisterna viajaron desde Tokio a la planta nuclear de Fukushima (noreste de Japón), donde el nivel de radiación ha descendido tras las operaciones de enfriamiento de uno de los reactores. Está previsto que en la tarde del viernes, se realice una nueva operación para arrojar agua en la planta, donde camiones cisterna y helicópteros trataron de enfriar ayer por ese medio el reactor número 3, sobre el que se vertieron 64 toneladas de agua.
Los expertos aceleraron los esfuerzos para tratar de conectar con el reactor 2 los cables de suministro eléctrico que instalaron ayer, con los que se intentará reactivar, al menos parcialmente, su sistema de refrigeración. También se trata de determinar el estado de la piscina de almacenamiento de la unidad 4, puesto que se desconoce si todavía queda agua para cubrir el combustible utilizado que se encuentra en ese recipiente.
En declaraciones recogidas por la televisión pública NHK, un responsable de TEPCO, la operadora de la planta, señaló que la cantidad de combustible en la piscina del reactor 4 es "muy elevada" y hay "mucha incertidumbre" sobre si hay agua o no. Aunque algunos indicios apuntan a que el agua se está evaporando rápidamente, imágenes de vídeo tomadas desde el aire muestran que, aparentemente, todavía hay líquido. EFE
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