(EFE).- El embajador ecuatoriano Luis Gallegos, que fue expulsado por la Casa Blanca el pasado 7 de abril, aseguró hoy que ayudará, por petición de la Cancillería de su país, en el proceso de acercamiento para normalizar las relaciones con Estados Unidos.
“El canciller (Ricardo Patiño) me ha pedido apoyar el esfuerzo para superar este impasse”, dijo Gallegos en una entrevista a Efe.
La relación bilateral se vio deteriorada desde principios de mes, después de que el 4 de abril saliera a la luz en WikiLeaks un cable atribuido a la exembajadora estadounidense en Quito Heather Hodges, donde se aseguraba que existía un alto grado de corrupción en las filas de la Policía ecuatoriana.
Además, en este cable se decía que funcionarios de la embajada creían que el presidente del país, Rafael Correa, había puesto a un agente corrupto como director de la Policía para manipularlo.
Hodges, al negarse a explicar a Patiño el cable diplomático, fue declarada “persona non grata” y abandonó el país el 12 de abril, mientras que el Gobierno estadounidense hizo lo propio con Gallegos, quien arribó a Quito el día 15.
Gallegos, quien fue embajador en Estados Unidos durante cinco años, remarcó que este no será ni el primer ni el último “impasse” con el país norteamericano.
Para Gallegos, esta crisis crea “una oportunidad” para que exista una transparencia en las relaciones con Estados Unidos y para fortalecer “el respeto mutuo”.
Asimismo, expuso que ya ha habido “manifestaciones” de ambas partes para recomponer la relación y que esta semana Patiño mantuvo “muy buenos” contactos con el secretario de Estado adjunto para América Latina de Estados Unidos, Arturo Valenzuela.
Gallegos enfatizó que la publicación de estos cables es un “gran desastre para la diplomacia americana” y con los que Estados Unidos ha sufrido “un golpe de prestigio”
Según el ecuatoriano, a Estados Unidos le va a costar desarrollar otra vez “una diplomacia de contacto” y deberá hacer un esfuerzo para “recuperar la confianza” con los interlocutores de los diferentes países a los que ha golpeado el escándalo WikiLeaks.
Gallegos indicó que esto debe servir como “un punto de inflexión” para la diplomacia estadounidense, que tiene que mirar el mundo desde un “nuevo prisma”.
Para él, esta crisis diplomática podría afectar la renovación de las preferencias arancelarias (ATPDEA, por sus siglas en inglés), que otorga Estados Unidos a los países andinos en reconocimiento a su lucha contra el narcotráfico.
Sin embargo, subrayó que estas preferencias son una ventaja a nivel internacional, pero se tienen que superar porque Ecuador debe “depender de sus propias capacidades”.
Por el momento, Ecuador anunció que si no se renuevan estas preferencias, subvencionará a las exportadores ecuatorianos para que puedan colocar sus productos en Estados Unidos.
Por otro lado, recordó que la embajada ecuatoriana en Estados Unidos está funcionando al “cien por cien” para atender a los 1,5 millones de ecuatorianos que residen allí.
Gallegos calificó de “legítima” la expulsión de Hodges y enfatizó que cuando esto sucedió, él ya sabia que Washington iba hacer lo mismo con él, por lo que afrontó lo situación con “una dosis de valentía y firmeza”, porque su función es “representar con honor” a su país, aunque eso tenga consecuencias incluso para su familia.
Gallegos explicó que al declararle “persona non grata”, a él y a su mujer les retiraron los visados de entrada en Estados Unidos, por lo que en mayo, cuando deba viajar a Ginebra (Suiza), deberá tomar una ruta que no pase por este país norteamericano.
La expulsión, aseveró Gallegos, no ha sido su peor momento como embajador en EE.UU., pues recordó las confrontaciones “con grandes adversarios como empresas trasnacionales”, donde “uno se siente como un hombre sólo ante un tsunami” que trata de defender los intereses “de un país chico frente a enemigos de superdimensiones”.
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