Un Jesús negro es enterrado hasta la cintura en un montón de neumáticos y quemado vivo por narcotraficantes en "La otra Pasión" de Cristo, puesta en escena para el viernes santo por jóvenes actores de la favela brasileña Cidade de Deus, en Rio de Janeiro.
"¡Vas a morirte, mi hermano!, ¡Cállate, no llores!", gritaba el apóstol Pedro, con la mirada llena de locura y un revólver contra la sien del Mesías, durante un ensayo el miércoles en la noche, en la favela "Ciudad de Dios".
Esta particular representación de la Pasión de Cristo fue puesta en escena por la compañía Theatro Provocaçao "para provocar la reflexión del público", según su fundador Adilson Dias, de 30 años.
"La otra Pasión de Cristo" adapta pasajes del Evangelio a la actualidad, poniendo como fondo el crimen y la violencia en Rio de Janeiro.
"Si el sufrimiento de Jesús hizo de él un santo, nuestro país debe sacrificar muchos niños. En las favelas existe una verdadera masacre de talentos", dijo a la AFP Dias, ex niño de la calle.
"Mi creatividad viene de la calle. Quise hacer que la historia de Jesús estuviera más cerca de la realidad", agregó.
La favela Ciudad de Dios, al oeste de Rio y con 40.000 habitantes, se hizo famosa gracias a una película de 2002 sobre la extrema violencia de los traficantes de droga en este lugar.
Hoy día, la favela ha sido pacificada con la expulsión de los narcos y, hace un mes, el presidente estadounidense Barack Obama la visitó brevemente durante su gira en Brasil: un acontecimiento simbólico en un país que cuenta con 76 millones de afro-brasileños, la segunda mayor población negra del mundo, luego de Nigeria.
"Sin el apoyo de la nueva policía comunitaria, nunca hubiera podido montar esta obra", subrayó el joven dramaturgo, quien pudo salir adelante gracias a una beca escolar.
En "La otra Pasión", todos los actores son negros.
El personaje del Mesías, interpretado por Sandro Bastos, de 35 años, es un joven que intenta evangelizar
a dos amigos traficantes, los apóstoles Pedro y Judas.
Pero luego es acusado de hacer disminuir las ganancias del tráfico con su evangelización.
Azul, un policía corrupto que abastece con estupefacientes a los bandidos, simboliza los verdugos de Jesús y termina condenándolo a muerte.
En lugar de colgarlo en una cruz, Azul lo mata en el "microondas", un suplicio tradicional utilizado por los narcotraficantes que consiste en quemar vivas a sus víctimas en un montón de neumáticos.
Regiane Braga, de 23 años, quien interpreta el personaje de la virgen María, madre de Jesús, y el de la pecadora arrepentida, María Magdalena, explicó que "María es una lavandera, como muchas mujeres aquí y María Magdalena es una joven mujer, víctima de la violencia conyugal".
"Por primera vez, la Pasión tendrá un lenguaje más accesible y podrá provocar la reflexión: ¿hay una María Magdalena cerca de mi casa?", agregó Braga.
Cuando Pedro, interpretado por Reinadlo Junior, 19 años, reniega a Jesús tres veces, no se escucha el canto del gallo como dice el Evangelio, sino tres tiros de fusil.
La puesta en escena de la obra, cuya entrada será gratuita, costó entre 6.000 y 10.000 reales brasileños (entre unos 3.820 y 6.370 dólares), estando financiada parcialmente por una entidad privada.
Muchos de los actores, todos ellos voluntarios, pudieron escapar del crimen organizado gracias al teatro.
"Me la pasaba drogándome y hasta vendí (droga). Vi a muchos de mis amigos terminar en el microondas", aseguró Wanderson de Souza Damasceno, de 28 años, quien interpreta uno de los apóstoles.
"La droga es un camino sin regreso", agregó este chico quien debe su "salvación a un ex criminal que hizo quince años de cárcel y se volvió pastor evangélico".
La obra está prohibida para los menores de doce años por la violencia de ciertas escenas y por la utilización de copias de armas, prestadas por una casa de producción cinematográfica.
Dias, el creador de la obra, no reveló la manera en que Jesús dará la impresión de quemarse vivo: "¡Es una sorpresa!".
"¡Vas a morirte, mi hermano!, ¡Cállate, no llores!", gritaba el apóstol Pedro, con la mirada llena de locura y un revólver contra la sien del Mesías, durante un ensayo el miércoles en la noche, en la favela "Ciudad de Dios".
Esta particular representación de la Pasión de Cristo fue puesta en escena por la compañía Theatro Provocaçao "para provocar la reflexión del público", según su fundador Adilson Dias, de 30 años.
"La otra Pasión de Cristo" adapta pasajes del Evangelio a la actualidad, poniendo como fondo el crimen y la violencia en Rio de Janeiro.
"Si el sufrimiento de Jesús hizo de él un santo, nuestro país debe sacrificar muchos niños. En las favelas existe una verdadera masacre de talentos", dijo a la AFP Dias, ex niño de la calle.
"Mi creatividad viene de la calle. Quise hacer que la historia de Jesús estuviera más cerca de la realidad", agregó.
La favela Ciudad de Dios, al oeste de Rio y con 40.000 habitantes, se hizo famosa gracias a una película de 2002 sobre la extrema violencia de los traficantes de droga en este lugar.
Hoy día, la favela ha sido pacificada con la expulsión de los narcos y, hace un mes, el presidente estadounidense Barack Obama la visitó brevemente durante su gira en Brasil: un acontecimiento simbólico en un país que cuenta con 76 millones de afro-brasileños, la segunda mayor población negra del mundo, luego de Nigeria.
"Sin el apoyo de la nueva policía comunitaria, nunca hubiera podido montar esta obra", subrayó el joven dramaturgo, quien pudo salir adelante gracias a una beca escolar.
En "La otra Pasión", todos los actores son negros.
El personaje del Mesías, interpretado por Sandro Bastos, de 35 años, es un joven que intenta evangelizar
a dos amigos traficantes, los apóstoles Pedro y Judas.
Pero luego es acusado de hacer disminuir las ganancias del tráfico con su evangelización.
Azul, un policía corrupto que abastece con estupefacientes a los bandidos, simboliza los verdugos de Jesús y termina condenándolo a muerte.
En lugar de colgarlo en una cruz, Azul lo mata en el "microondas", un suplicio tradicional utilizado por los narcotraficantes que consiste en quemar vivas a sus víctimas en un montón de neumáticos.
Regiane Braga, de 23 años, quien interpreta el personaje de la virgen María, madre de Jesús, y el de la pecadora arrepentida, María Magdalena, explicó que "María es una lavandera, como muchas mujeres aquí y María Magdalena es una joven mujer, víctima de la violencia conyugal".
"Por primera vez, la Pasión tendrá un lenguaje más accesible y podrá provocar la reflexión: ¿hay una María Magdalena cerca de mi casa?", agregó Braga.
Cuando Pedro, interpretado por Reinadlo Junior, 19 años, reniega a Jesús tres veces, no se escucha el canto del gallo como dice el Evangelio, sino tres tiros de fusil.
La puesta en escena de la obra, cuya entrada será gratuita, costó entre 6.000 y 10.000 reales brasileños (entre unos 3.820 y 6.370 dólares), estando financiada parcialmente por una entidad privada.
Muchos de los actores, todos ellos voluntarios, pudieron escapar del crimen organizado gracias al teatro.
"Me la pasaba drogándome y hasta vendí (droga). Vi a muchos de mis amigos terminar en el microondas", aseguró Wanderson de Souza Damasceno, de 28 años, quien interpreta uno de los apóstoles.
"La droga es un camino sin regreso", agregó este chico quien debe su "salvación a un ex criminal que hizo quince años de cárcel y se volvió pastor evangélico".
La obra está prohibida para los menores de doce años por la violencia de ciertas escenas y por la utilización de copias de armas, prestadas por una casa de producción cinematográfica.
Dias, el creador de la obra, no reveló la manera en que Jesús dará la impresión de quemarse vivo: "¡Es una sorpresa!".
AFP
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