El presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko acusó el jueves a fuerzas extranjeras de tratar de desestabilizar esta ex república soviética por medio de presiones políticas y económicas.
Lukashenko no mencionó ningún nombre pero insinuó claramente que se refería a la Unión Europea y Estados Unidos, que han impuesto a Bielorrusia restricciones de viajes y sanciones económicas después que las elecciones presidenciales de diciembre fueron duramente criticadas por los observadores internacionales.
Una intensa represión gubernamental contra la oposición, una creciente crisis monetaria y un cruento atentado dinamitero en los trenes subterráneos la semana pasada han fomentado un sentido de pánico y desorden en esta nación de 10 millones de habitantes, que suele ser caracterizada como la última dictadura en Europa.
“Bielorrusia experimenta presiones enormes”, dijo al parlamento el líder que ha gobernado el país durante 17 años. “Primero llegaron las amenazas políticas de rechazo a los resultados de la elección presidencial, las listas de gente impedida de viajar, sanciones económicas; después causaron agitación y pánico en el mercado monetario, y finalmente el espectro del incidente del subterráneo. Todos estos son eslabones de una misma cadena”.
Asimismo, rechazó las afirmaciones de algunos blogueros de que las autoridades pudieron haber orquestado la explosión del 11 de abril que mató a 13 personas e hirió a 200 para usarla como pretexto para intensificar la represión y desviar la atención del deterioro económico.
Las autoridades arrestaron a cinco sospechosos en relación con el ataque, incluso un joven acusado de haber colocado la bomba.
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