El centenario de la Conferencia Internacional de Trabajo
La mundialmente reconocida puntualidad Suiza que se hace presente en la rigurosidad de las reuniones de la Conferencia Internacional de Trabajo, se ha visto comprometida este año por las alteraciones en la balanza tradicional de selección de los países que conformarán la lista definitiva de casos a ser evaluados en la Comisión de Aplicación de Normas; una especie de tribunal de medición de las buenas prácticas que las Normas Internacionales de Trabajo pretenden infundir al interior de los gobiernos de los países miembros, ciento ochenta y tres (183) en total y ciento sesenta y seis (166) con representación en esta versión centenaria.
Prácticamente al cierre de la jornada del que debió ser el primer día de examen de casos de países en lista (lunes 6 de junio) , sólo se pudo evacuar el examen de aquellos países que, por una u otra razón se han ganado el dudoso reconocimiento de ocupar posiciones titulares en esa lista. Estamos a la espera de la construcción u adopción definitiva de la lista, de manera que la agenda pueda finalmente evacuarse de la manera prevista.
Las estrategias de negociación de esta Casa, fundadas en protocolos y reglamentos parecerían quedarse insuficientes para dar respuesta a los momentos de transición que la dinámica integradora y globalizada de los países miembros ha impuesto. La Comisión de Aplicación de Normas, una de las comisiones permanentes de la OIT ha funcionado siempre bajo parámetros técnicos y su documento maestro lo constituye el Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones, un órgano eminentemente técnico, hasta tal punto de congregar veinte (20) juristas de alto reconocimiento nacional e internacional, cuya función primordial es la de señalar cuál es el estado de la legislación interna y de las prácticas de cada Nación en relación con los Convenios Internacionales de Trabajo ratificados.
Sin embargo, a medida que las relaciones entre los países han cambiado, girando muchas veces en torno a intereses comerciales canalizados en Tratados de Libre Comercio, las quejas e inconformidades por esas buenas prácticas en torno a Normas Internacionales de Trabajo se han visto igualmente permeadas por factores políticos, de manera entonces que respuestas técnicas efectivas como las reiteradamente adoptadas por Colombia, ya no son el único factor para lograr el reconocimiento de progresos válidos para ser excluidos de esta lista que, quiérase o no, constituye una muy mala carta de presentación en el ambiente de negocios entre Estados.
Poco queda técnicamente por hacer. Confiamos en el intenso y serio trabajo de la delegación gubernamental del Gobierno Colombiano liderada por la embajadora Alicia Arango a cuyo cargo se encuentra la Misión Diplomática del país en Ginebra, el Vice-Ministro de Trabajo, Ricardo Andrés Echeverri y la encargada de negocios de la misión diplomática del país Adriana Mendoza, con el apoyo de la ANDI y de sectores de trabajadores que, de la mano de su norte ideológico, han comprendido los procesos que el país ha abordado y han entendido el mensaje de unidad del Presidente Santos para generar las condiciones para acercarnos a ser un país desarrollado, entre esas, unas mejores relaciones sociales sindicales.
Mientras, resulta satisfactorio poder reportar que ese trabajo ya ha tenido sus frutos concretos y que en la tarde de hoy, bajo agenda, se cumplieron las elecciones para los miembros del Consejo de Administración de la OIT, resultando reelectos los delegados de trabajadores, Sr. Julio Roberto Gómez y de empleadores, Alberto Echavarría y lo que es más remarcable, recuperando el Gobierno Colombiano su representación en el supremo ente de la OIT, después de aproximadamente trece (13) años de ausencia, obteniendo doscientos dieciocho (218) de doscientos veintiséis (226) votos posibles.
Por Beatriz E. Vélez
Opinión
Ginebra, Suiza