La organización SOS Racismo denunció hoy el aumento del racismo y la xenofobia en España a lo largo de 2010 y el hecho de que haya sido "avivado e incentivado" por las fuerzas políticas, que asumen cada vez más postulados de extrema derecha.
Esta es una de las principales conclusiones del Informe Anual 2010 de la organización, que recopila los avances y retrocesos en esta materia tanto en Europa como en España, y advirtió sobre la "peligrosa deriva" del discurso político y cómo afecta a las percepciones de la sociedad.
Así, el informe revela que la sociedad española percibe a los inmigrantes "en clave utilitaria" hasta el punto de que una tercera parte de los españoles expulsarían a los extranjeros que llevan mucho tiempo en paro y que las iniciativas de recortar sus derechos han sido asumidas con normalidad por la sociedad.
"Cada vez es mayor y más aceptada la mentalidad de que 'si no hay para todos, primero los de aquí' especialmente en materias como la sanidad, la educación o los servicios básicos", explicó en conferencia de prensa el coordinador del informe, Mikel Mazkiaran.
El documento detalla cómo el acceso de los inmigrantes a los derechos más básicos ha sido recortado, primero en una localidad de la región de Cataluña -Vic- al negarles el empadronamiento, y luego en diversas localidades que han politizado la inmigración y aprobado medidas racistas y discriminatorias.
"Pero lo más grave es que la clase política ha roto descaradamente los límites éticos con su discurso y que incluso los partidos tradicionales utilizan a los inmigrantes como piezas del juego político", planteó Alba Cuevas, de SOS Racismo Cataluña y una de las responsables del informe.
Parte de la culpa de que "excluir a una parte de la sociedad ya no esté mal visto" es de los medios de comunicación que, al dar publicidad a estos discursos, los hacen más presentes, argumentó.
El informe también analiza el racismo y la xenofobia a nivel europeo, y considera como el evento de mayor gravedad en 2010 la decisión de Francia de llevar a cabo expulsiones masivas de rumanos y búlgaros de etnia gitana el pasado verano, y la reacción de aquiescencia de la UE.